ALTA EDUCACIÓN CON ALTA SEGURIDAD

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Tristemente vemos cómo de manera paulatina se va descomponiendo la sociedad. Cuando por una parte son muchos los que se esfuerzan por cultivar valores, por invertir capital y tiempo en edificar una sociedad ética, positiva, se presentan casos como la balacera en la UNAM y el asesinato de un comandante de la policía (alumno de la UAS) en pleno estacionamiento de Ciudad Universitaria en Los Mochis.

Lamentablemente, sin el afán de ser pesimista, pero creo que a este punto no es posible encontrar un lugar donde un padre de familia se pueda sentir seguro de que su hijo esté allí.

De los hechos tenemos ocurridos los siguientes puntos: el primero es el narcomenudeo, a pesar de los esfuerzos y personal con el que se cuente, un campus grande con varios estacionamientos, con una gran matrícula en la cual no todos se conocen, es propicio para que suceda esto, y eso hace de un campus una plaza.

Por otro lado tenemos el tema de la seguridad, el número de elementos de seguridad con el que se cuenta, el apoyo tecnológico como las cámaras y la logística para distribuir y planear el recorrido de los guardias.

El personal de seguridad en las universidades hoy en día requiere de actividades distintas a las de antaño en la cual su servicio era separar a los alumnos que provocaban una riña, guiar a los coches en los estacionamientos y demás apoyo.

¿Hoy en día las universidades tendrían que recurrir al modelo usado en los aeropuertos? ¿Será necesario ese tipo de control de detección de armas, semáforo para revisar mochilas y un tipo de capacitación especializada del personal?

Por otra parte, la gravedad del asunto es lo que hace necesario lo anterior, la falta de escrúpulos para cometer tales hechos en una universidad sin importar el respeto por una escuela, por la vida de inocentes en caso accidental y además, sin importar el ser vistos, ya que lo ocurrido en Los Mochis no fue en un estacionamiento apartado ni de noche, fue en el estacionamiento principal, frente a las aulas y el auditorio, a plena luz del día y en horario de clases.

El factor hora y lugar ya no es disuasivo para quien delinque. Da temor pensar qué es lo que sigue de ver.

Javier E. Zepeda O.

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