EL REMEDIO Y EL TRAPITO

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Ante el ofrecimiento de AMLO de plantearle un plan de acción al INE para optimizar su gasto, se llega al fin de un periodo de espera donde el INE no logró, por lo que sea, bajar su gasto para ser eficiente en su función de árbitro electoral.
Tres años en que el Presidente animaba a todos los funcionarios a tener economías en sus gastos y desde luego a entrar en el programa de austeridad republicana.
Por su parte el INE, en la intentona de eludir dicho mandato, desacatando la Ley de Revocación de Mandato y de la SCJN, insiste en hacer el proceso democrático a cómo ese instituto quiere interpretar “a su manera”, lo conducente. AMLO ha insistido no solo al INE, sino a todas las dependencias federales, a optimizar su gasto presupuestal dada las circunstancias que actualmente se vive en el país por muchas razones.
Si bien las viejas prácticas de quienes vienen del régimen Legión de Peña y sus antecesores, fue el de mantener sus privilegios, hoy las cosas no están alineadas para continuar con ellas.
Lencho y Ciro habrán de entender que ya están fuera de cuadro y que el pueblo ya los repudia por pretender conservar sus privilegios. La democracia como tal, no depende del INE, sino de la participación del pueblo en el pleno ejercicio de su derecho. Como parte de la democracia, está el instituto electoral, quien es el obligado de organizar el proceso y contar los votos.
En ese ejercicio, muy caro por cierto para la nación, deberá consolidarse y legitimarse el proceso de la revocación de mandato. La sugerencia de AMLO de ofrecerles, sin el carácter vinculatorio, un plan para lograr la austeridad republicana, pudiera ser el remedio, el trapito puede servirles para limpiar sus lágrimas. Finalmente el INE quedó en manos del ejecutivo, presumiendo su presidente (Lorenzo Córdova) ser independiente.
Oswaldo del Castillo.

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