“Haiga sido como haiga sido”, el Zócalo se llenó.
Si bien la base de la convocatoria fue un argumento fraudulento, este sirvió para que mucha gente se hiciera presente vestido de rosa en plaza de la Constitución.
Ahora si, estamos viendo la “revolución de las conciencias”. Un despertar, al menos en la apariencia, se logró que mucha gente perdiera la flojera y se hiciera presente.
Una concentración convocada por los partidos políticos en manos de Claudio y de los mismos representantes del sistema electoral, este en manos de los que siempre legitimaron el fraude.
Una concentración cuyo contenido en su proclama no está presente la veracidad de sus exigencias.
El INE, siempre se ha tocado, lo que no se tocaba eran sus privilegios.
Un clasismo evidente que promueve en el discurso el llamado golpe suave mediante el ahora golpe denominado lawfare.
Un discurso apoyado, con mucho cuidado, la tergiversación a modo del aparato judicial. El plan B, que no cambia en el fondo y si algo en el manejo de los recursos financieros que controla el sistema electoral es finalmente, lo que no debe tocarse.
Una concentración que evidencia, en parte, el despertar de muchos ciudadanos.
Ya daremos cuenta si esas concentraciones realmente inclinan la balanza en las dos elecciones venideras.
Por lo pronto, habremos de felicitar a AMLO, por haber logrado que muchos dejarán sus sillones cómodos para mostrar un músculo nunca antes visto.