¡Viva Villa cabrones, la Revolución no ha terminado!…El Porfiriato, según relata la historia de México, es un amplio periodo comprendido entre los años de 1877 y 1910, época durante la cual el general Porfirio Díaz asumió la presidencia de la república, hasta convertirse en un dictador que, por más de treinta años, mantuvo el control total del poder en México…Pero, Hablando Claro, durante este lapso, Porfirio Díaz modificó las condiciones del país hasta transformarlo en un incipiente estado capitalista; aunque a cambio de mantener fuertes formas feudales entre los sectores nacionales. Favoreció y protegió las inversiones extranjeras; se entregó abiertamente a los grupos reaccionarios, clero y ejército, con los que se entendió para utilizarlos a su favor…Según los historiadores, no es exagerado considerar que el Porfiriato puede entenderse como la dictadura de los terratenientes que amparados por el gobierno protegieron sus intereses y permitió la intervención económica y política de capitales extranjeros hasta convertirse en una verdadera agencia de ventas de nuestra riqueza nacional a través de las concesiones entregadas a los capitales internacionales… El historiador, maestro Raúl Bolaños Martínez, sostiene que al final del prolongado gobierno de Porfirio Díaz, las manifestaciones de inconformidad social crecían, se presentaron movimientos obreros en Cananea; Sonora y Río Blanco; Veracruz y un sinfín de rebeliones como la del, maestro Gabriel Leyva Solano, en junio de 1910 en Cabrera de Inzunsa; Sinaloa… El siglo 20, -relata Bolaños Martínez- sorprendió al dictador entre grandes conflictos originados por la transformación económica, política y social del país; y muchas veces fue preciso que empleara toda la fuerza para reprimir los movimientos de oposición, algunos de los cuales, ni siquiera iban dirigidos frontalmente contra su gobierno, sino contra la estructura misma de la sociedad mexicana…En la campaña que le permitió reelegirse y que significaba su octavo periodo de gobierno, no pudo tomar posesión debido al estallido del movimiento armado que inició el 20 de noviembre de 1910 encabezado por Francisco I. Madero. A mediados de 1911, el dictador dimitió, fue desterrado del país y el buque Ipiranga lo llevó a París, donde descansa los huesos de Don Porfirio…No se puede negar que la prolongada presencia del héroe del 2 de abril al frente del gobierno de la república, sirvió para transformar radicalmente las condiciones generales de nuestro país, pero a costa de entregar por muchos años nuestros medios de producción y nuestros mercados al imperialismo internacional y de agudizar profundamente las diferencias entre los diversos grupos de la sociedad mexicana…La frase: “¡Viva Villa cabrones, la Revolución no ha terminado;!” la grita Saúl Flores, mi cuñado. Soy Mario Castro; miembro activo del SNRP