Doctores Jekyll y Hyde en la Policía…?
Verdaderamente, el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a la de éstos. Leonardo Da Vinci
Nuestros amigos lectores habrán leído en alguna ocasión la novela
“El doctor Jekyll y el señor Hyde”, escrita por Robert Louis Stevenson.
Esta novela, recordarán ustedes que trata acerca de un abogado, Gabriel John Utterson, que investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll y el misántropo Edward Hyde en donde el primero bebía una pócima y se transformaba en el cruel asesino Hyde.
Viene a mi memoria esta novela por los sucesos registrados en los últimos días en la región, a raíz del asesinato del Sub Director Operativo de la Policía Municipal de Ahome, Joel Medina Gastélum asesinado dentro de las instalaciones de la Ciudad Universitaria de la UAS en Los Mochis.
Con una coordinación inusitada los homicidas fueron ubicados, perseguidos y muertos dos de ellos en un enfrentamiento ya en territorio del municipio de Guasave, en donde desgraciadamente hubo una víctima mortal que nada tenía que ver con el caso. Lo alcanzó una de las balas disparadas en el enfrentamiento.
Hubo un detenido del cual ya no se ha dicho nada por parte de las autoridades policiacas. Secreto absoluto.
Donde está…?
Ahí, los policías ahomenses, invadidos por la ira dieron rienda suelta a su coraje y hay indicios de que remataron a uno de los homicidas, ya que hubo fotografías donde el cuerpo tirado a un lado del automóvil no tenía arma larga cerca ni sangre en la parte interior de la puerta y en otras tomadas mas tarde si aparece una, al parecer se la pusieron después de rematarlo y la puerta manchada con sangre.
La ira les ganó. Pudiera ser una excusa, mas no justificación.
Su deber como Policías era capturar, disparar si había resistencia pero no rematar.
En ese evento se manifestó la otra personalidad de los policías responsables.
Y otra vez la irracionalidad se manifestó cuando llegaron dos reporteros de conocidos medios regionales a cumplir con su deber y fueron repelidos con violencia.
Hay evidencias gráficas, fotos y videos en donde aparecen policías sujetando y empujando a uno de los reporteros.
Jaloneos, manotazos, empujones y mentadas fue el trato de esos policías con los reporteros que solo cumplían con su trabajo, a los que despojaron de sus herramientas, aunque mas tarde se las regresaron.
¿Porqué?
¿No querían que captaran los detalles de sus excesos, cometiendo más contra ellos?
Luego, en el velorio del comandante asesinado varios agentes hicieron disparos en el estacionamiento de la funeraria.
Pero lo peor vino al día siguiente durante el sepelio.
En el panteón no solo hubo músicos cantando puro narco corrido y decenas de agentes haciendo disparos al aire, sembrando el pánico entre los vecinos de las colonias populares ubicadas a menos de cincuenta metros de donde disparaban.
Cerca de 40 minutos duraron los disparos, y no de salvas como afirmó en Secretario de Seguridad ahomense, sino de balas reales y de grueso calibre.
Hay videos, uno muestra a unos niños que iban en sus bicicletas hacia sus hogares y al escuchar los disparos y ver los fogonazos se lanzaron atrás de un vehículo e hicieron rodeos para refugiarse en sus casas.
Hay videos de una niña, al parecer hija del hoy occiso, disparando un cuerno de chivo, auxiliada por un agente ministerial para que la fuerza del retroceso no la derribara. Se asegura que era Jesús Carrasco.
Ahí están las evidencias, los videos en las redes y solamente no las ven los que no quieren, sobre todo los jefes policiacos que dicen “están investigando”.
A lo anterior, súmele la denuncia de una mujer que asegura fue cacheteada por un agente en la barandilla policiaca de Los Mochis, porque no se dejaba fotografiar.
Brutalidad policiaca en pleno.
Los agentes policiacos, desde el de más bajo rango hasta los superiores deben ser gente preparada para respetar las leyes, para que no les gane la ira y hacer cumplir, respetándola, la Ley.
En este caso, esos irascibles agentes resultan ser como el Dr. Jekyll cuya doble personalidad era el brutal Mr. Hyde.
¿En donde está pues, la capacitación de los agentes policiacos?