En el ambiente de los abogados y de los ciudadanos con vocación para el estudio de la ley y la justicia misma, se comenta que quienes persigan el delito deben contar con inteligencia y valor.

Con la sola inteligencia no se llega a cumplir la responsabilidad que se le confiere y con la pura valentía el proceso acusatorio no llega a un término de feliz justicia, que es lo que se quiere y exige la sociedad que los escogió.

Esto viene a colación porque hay un trabajo técnico y de investigación que se llevó en forma inteligente por la Auditoría Superior del Estado y que generó 90 denuncias penales, que ahora tienen sus manos la Fiscalía General del Estado.

Son denuncias, con pruebas, de que hay un abanico de conductas ilícitas que cometieron miembros de la pasada administración. Estas denuncias están sujetas a revisión por el Fiscal General, pero hasta ahora el proceso acusatorio no avanza.

En su cancha, el Secretario de Administración y Finanzas, Carlos Ortega Carricarte, habla de la cuenta pública rechazada al gobierno que presidió Mario López Valdez y que su dependencia investiga y da a conocer que existen 85 observaciones no solventadas en la revisión de esa cuenta.

Hay denuncias, hay investigaciones, hay inteligencia en la búsqueda de la corrupción y hay anuncios del propio gobernador Quirino Ordaz de que se castigará a los que resulten culpables de los muchos delitos de abuso y uso de los recursos del pueblo.

Lo que no hay, por lo que se ve, es la valentía desde la Fiscalía General para iniciar los procesos.

Eso lleva a suponer que quienes usufructuaron poder y dinero público tienen la certeza de que cuentan con inmunidad y la sociedad tiene la sospecha de que seguirá la impunidad.

La confianza se pierde y el crecimiento, en todos los campos, se inhibe.

Cierto es que faltan organismos y nombramientos en el sistema anticorrupción; pero (dicho con todo respeto) si el mismo Quirino Ordaz dijo que “yo soy puro pa adelante” parece que sus justicieros se le están quedando atrás.