LUCHAR SIN INSULTAR

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En días pasados hubo un movimiento de marchas en varias ciudades del país, lo cual desató y encendió aún más la controversia sobre el matrimonio igualitario.

En la diversidad de opiniones, más aún, cuando estas opiniones son contrarias, ninguna de las partes estará en completa paz escuchando los argumentos de la contraparte. De esta manera es probable que la parte que se podría llamar “víctima”, se convierta en “victimaria”, ya que la reacción al escuchar a su antítesis pueda desencadenar reacciones de las cuales se está quejando.

Se tiene que aceptar una realidad, toda persona tiene derecho a manifestar su opinión, de igual manera, el derecho a ser escuchada. Si en este caso una parte demanda que se legisle algo que considera como derecho, la contraparte tiene derecho a manifestar su opinión sobre la imagen de sociedad que desea y de la estructura familiar que considera conforme a las leyes naturales. Cabe aquí decir, que estas leyes allí están, nadie las puede cambiar, las otras al fin de al cabo serán interpretaciones del hombre.

El correcto uso de este derecho fuera que ambas manifestaciones no llevaran mensajes o declaraciones homofóbicas ni degradantes, y por otro lado sin recibir declaraciones que insulten por la fe o religión que profese con adjetivos como “nazi” o “medieval”.

Cabe señalar en este punto que lo anterior puede generar dos tipos de discriminaciones si se llevan al extremo: la discriminación de “género” y la discriminación religiosa.

¿Pueden conciliarse ambas partes? Quizás el camino puede ser más amable si encuentran puntos incluyentes, porque los hay y el final, sea positivo para una parte o para otra, puede ser menos frustrante.

Para encontrar los puntos en común se debe dejar de lado los ánimos agresivos porque tocan la susceptibilidad del otro grupo. Cabe entonces preguntarse, ¿las manifestaciones o las reacciones son contra las personas, por lo que creen o por sus preferencias, o es por legislar lo que unos consideran en su razón un derecho o lo que otros consideran también en su razón algo ajeno a la estructura de la sociedad?

Lo cierto es que si ambas partes se unieran, haciendo uso del mismo fervor para manifestarse en contra de problemas que afectan la economía familiar de ambos grupos fuera muy interesante.

Javier E. Zepeda Osuna

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