LA SEMANA SANTA UN BIEN CULTURAL

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Estamos en Semana Santa, días acostumbrados para vacacionar, darle la bienvenida al calor y también para cumplir con los preceptos religiosos propios de este lapso y, en otros casos, mantener vivas unas tradiciones que van más allá de ser manifestaciones religiosas, tienen también la etiqueta de bienes culturales, ya que por sí mismas marcan un espacio especial en nuestro calendario.

Independientemente de quién haya traído la celebración de la semana santa a México, o mejor dicho, el cristianismo, lo cierto es que no es propiedad española ni europea. Al igual que a nuestro país, el cristianismo se impregnó en las tradiciones de esos países, siendo distintos los modos y los medios, pero vino a enraizarse y a crear una simbiosis cultural y dándole, de acuerdo a la idiosincrasia de cada país, las diversas formas de expresar sus creencias. Así descubriremos que aunque haya una unidad en la fe, por ejemplo entre todos los católicos, encontraremos diversidad de ritos.

Ejemplo: no todos los católicos son católico romanos (o latinos), existen copto-católicos, sirio-católicos, maronitas, melquitas, etc. Los anteriores son ritos de la Iglesia católica, y se formaron por las expresiones de fe de sus pueblos, lo que dio lugar a expresiones litúrgicas.

En México como en la mayor parte del mundo la mayoría de los católicos son de rito romano, aunque en nuestro país hay maronitas y melquitas dada la migración sobre todo de libaneses en décadas pasadas. Sin embargo, aunque en la forma romana de celebrar la fe mediante la liturgia sea la misma, no es lo mismo vivir una semana santa con la religiosidad popular mexicana que en otras partes del mundo. En dado caso podemos hablar del catolicismo mexicano, el tinte cultural que le hemos impreso.

Esto es gracias a mantener vivas las tradiciones y el mutuo aporte entre el binomio cultura y religión, ya que la religiosidad es también plataforma artística para orfebres, pintores, escultores, músicos, actores, etc. En el norte de Sinaloa existe una rica tradición cultural en la celebración de Semana Santa en comunidades indígenas, la cual es toda una experiencia.

Si la vivencia de la fe puede suscitar arte y cultura, obviamente puede impulsar valores personales y sociales tomando como base las virtudes con los que las personas y la sociedad cuentan. Cultivemos, fomentemos y participemos de las costumbres que hablan de nuestras riquezas culturales y dicen quiénes somos.

Javier E. Zepeda Osuna.
Universidad de San Miguel

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