EL AUXILIO A LOS MIGRANTES

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La caridad es un término que tiene más profundidad que el de solidaridad, algunos le llaman filantropía, la cual es el amor al hombre en general, a la humanidad.
La caridad deriva de la palabra latina cháritas y a su vez del vocablo griego χάρις (járis), el cual indica lo que llamamos “gracia”, de aquí la palabra “gratis”; es decir, que lo que se da, se da no por mérito, sino por gracia, por amor al prójimo.
Llevar a cabo lo anterior implica de la persona una capacidad empática, es decir, ponerse en los zapatos del otro.
En nuestra vida diaria nos podemos encontrar ocasiones que son oportunidades para desarrollar la empatía en nosotros y llevar a cabo obras de caridad, las cuales, para que sean verdaderamente caridad, deben ser “de corazón”. Normalmente entendemos caridad como dar dinero. Esto va más allá. La caridad implica dar algo de sí. Puede ser tiempo, atención, escucha, ayuda en alguna tarea, etc.
Últimamente se ha elevado el flujo de migrantes que pasan por Sinaloa, los cuales los podemos ver en los cruceros pidiendo ayuda sea para el viaje como para comer.
En días pasados en Culiacán se llevó a cabo la inauguración de la primer “Casa del Migrante” en Sinaloa, la cual les brinda atención de primera a los migrantes, alojo para que puedan descansar con aire acondicionado, alimentación, rehidratación y cambio de ropa; si ellos se dirigen al norte les brindan ayuda con el pasaje para Hermosillo y los conectan con la casa del migrante que se encuentra en la capital sonorense.
Esta obra de gran apoyo social, sensibilidad humana y caridad es dirigida y coordinada por el sacerdote originario de Guamúchil, el padre Miguel Ángel Soto Gaxiola, quien es párroco del templo del Carmen en Culiacán.
Él explica la diferencia entre un vagabundo y un migrante, a los cuales uno pudiera en ocasiones pensar que se encuentran bajo el influjo de drogas, lo que hace aparentar así es el estado de deshidratación que tienen.
Dentro de las malas noticias que empapan de sangre y luto a Culiacán, surgen también señales de que aún hay humanidad, calidez en las personas y amor al prójimo.
Obras como estas se llevan a cabo gracias al apoyo de individuos que creen en el hombre, en la bondad de sí mismos y que hacen brillar la bondad del sinaloense.
Javier E. Zepeda Osuna.

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