Para muchos les resulta inverosímil que el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador rechace la seguridad que en otrora se tenía con los demás presidentes de la nación. Y es que si reflexionamos un poco quizás logremos entender cuál es el verdadero motivo de tal rechazo. AMLO desde hace años marcó una línea de actuación un tanto diferente a lo que él llamaba “la mafia del poder”. El Peje se vio inmerso en una política social al alcance de todos enarbolando un discurso moderado en términos de que el cambio únicamente se lograría si se lograse organizar al pueblo. Discurso de fácil interpretación y difícil de ponerlo a la práctica, pues nadie o muy pocos, dimensionábamos el tamaño de la problemática que viviríamos una vez que él tratase de cambiar las cosas que había prometido en su campaña. El Peje conoce todo el territorio nacional puesto que lo ha caminado con las personas que lo habitan, que bajo esas circunstancias la confianza del propio con las personas que le rodean se constituye en una alianza perfecta de interés mutuo. Cuando AMLO dice que “el pueblo lo cuida” él está confirmando la relación que tiene con la sociedad y afirmando su vínculo con el sector más vulnerado de nuestro México. La alianza más importante que AMLO ha construido es la congruencia entre el decir y el actuar. En tal sentido, AMLO insiste en darse el baño del pueblo porque solo así se mantiene en unión permanente ante la figura presidencial que siempre estuvo alejada de su base social. “La política es servicio” y basada en ella AMLO logra penetrar en lo más íntimo de la composición humana creando conjuntamente con el ciudadano la simbiosis necesaria para caminar junto a Él la ruta de la democracia, esa nueva democracia acuñada desde su misma base de servicio constitucional. El discurso es entonces una correspondencia ligada al entendimiento cabal de la letra constitucional con la praxis misma de atender al pueblo como mandata la constitución Política de los estados Unidos Mexicanos. El estado de bienestar deviene de la misma Constitución y él ha configurado una acción que más bien es un continuum del beneficio nunca antes hecho realidad. Por tal motivo, AMLO defiende a pesar del riesgo de ser considerado un presidente que se encuentra pisando tierra conforme recorre nuestro territorio, en otrora lo presidentes solo sabían de aeronaves y aeropuertos a diferencia de AMLO que prefiere constatar que sus políticas se ven en la marcha de un actuar cotidiano demostrable al son de su paso por las carreteras y las calles que Él recorre a diario. Por ello, el pueblo que él dice ser bueno lo defenderá hasta más no poder o lo crucificará. Habremos de esperar si sucede lo primero o lo segundo. No hay temor en caminar rodeado de su pueblo, no hay miedo que infrinja congojamiento para retraerse de su pretensión de seguir siendo cuidado por el pueblo que lo eligió. Por el bien de todos dejemos al presidente caminar por nuestras calles. Así sea.