MERITOCRACIA

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Ahora que se presenta la reforma al poder judicial, quienes postulan por algún cargo hablan del mérito para recibir el puesto.
El mérito es plenamente un reconocimiento del grupo otorgante para cohesionar a sus miembros. El mérito es el premio por haber destacado en la medición calificada o no, del sujeto que la recibe.
La meritocracia es un modelo con el que se legitima un status, en este caso legal, que lo hace ser elegible para un cargo público en el que habrá de desempeñarse.
En la reforma que estamos observando, las propuestas de magistrados y ministros hablan de un reconocimiento(al conocimiento) que la propia institución otorga para ser elegido juez, jueza, ministro, ministra, magistrado o magistrada.
La carrera judicial no debe estar supeditada a la sola formación de sus miembros en su institución, sino que habrán de educarse en todas las instituciones que forman abogados capaces y honestos, en su defecto, en la misma cámara de Senadores. Sabemos que al entrar la reforma habrán de renunciar todos los juzgadores que integran dicho poder judicial, que para ello, habrán de nombrar por competencia a los propuestos por los tres poderes de la Unión.
Está claro también, que el poder judicial se defiende con el argumento de que no se puede dejar sin juzgadores por un determinado tiempo, pues la justicia no habría de hacer una pausa que lastimaría los derechos de los juzgados. Sabemos que el peso o la carga de trabajo está más en los secretarios o proyectistas, que en los propios juzgadores. Finalmente, la meritocracia es discriminatoria, esto debido a que el mérito únicamente se observa en quienes, por alguna situación, se encuentran disfrutando de ciertos privilegios que otros no tienen. Los Diálogos para la Reforma al Poder Judicial, están en marcha y creo que, difícilmente, algo, o alguien, pueda detener.
¿Pudo el poder judicial reformarse a sí mismo?, claro, pero decidieron ser más políticos que someterse a su propio trabajo de otorgar justicia a los mexicanos. La avalancha está en proceso. Siguen sin entender que no entienden.
Oswaldo del Castillo Carranza

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