El flautista de Hamelin y el PRIANREDÉ…En el año de 1284 en Hamelin, un hermoso pueblo alemán, que fue invadido por miles de roedores, apareció un hombre delgado muy extraño. Llevaba una capa de muchos colores y decía que sabía cómo librar a la ciudad de ratones y ratas a cambio de cierta suma de dinero. Así empieza la leyenda del flautista de Hamelín, cuyo final es bien conocido: como los habitantes del pueblo no le pagaron la suma convenida, el flautista volvió a aparecer el 26 de junio, día de san Juan y san Pablo, esta vez con un aspecto terrible y un extraño gorro rojizo; se llevó al ritmo de su melodía a todos los niños y niñas del pueblo y, sacándolos de la localidad, desapareció con ellos en el interior de una cueva. Sólo se salvaron tres muchachos: uno muy pequeño, que regresó a recoger su chaqueta, además de uno ciego y otro mudo, que se quedaron rezagados y no pudieron relatar nada de lo visto u oído…Pero, Hablando Claro, en 2023, en México, país que tiene la forma de cuerno de la abundancia invertido, el PRIANREDÉ, disfrazado de Frente Amplio, aprovechó las inquietudes de la sociedad civil y les prometió salvarlo de las fallas de la Cuartaté…Millones de ciudadanos, arrullados por el blá, blá musical, que salía de la flauta perversa de sus intenciones; se engancharon y se inscribieron para participar en la elección del candidato presidencial. Todo estaba listo en los 300 distritos electorales federales y bueno el final usted lo sabe, la perversidad que siempre ha caracterizado a las cúpulas de los partidos, frustraron la aspiración ciudadana…La estocada final la dieron a través de un judas Iscariote y a la malagueña impusieron candidata, antes de culminar el acuerdo de que fuera la decisión ciudadana la que definiera con su voto quien sería el personaje que abanderara la causa opositora a Morena. Y lo peor, es que, en el reparto del pastel, a su estilo marrullero, sacaron de la jugada al Frente Cívico Nacional… La frase: “Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos”; la dijo Martin Luther King. Soy Mario Castro, servidor de usted.