Los Puntos Sobre las ÍES… Edición No. 1777

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A rescatar de la historia…!

No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños. Cicerón
Se ha dicho que un pueblo que olvida su historia es un pueblo sin identidad y también que un pueblo sin memoria es un pueblo sin historia.
Habría que añadir que un pueblo que ignora los símbolos de sus orígenes es un pueblo sin memoria y egoísta que se niega a reconocer hechos y huellas de su paso por la historia.
Viene esto a colación porque una vez mas vuelve a retomarse la idea de rescatar y preservar obras o parte de ellas, de lo que fue el principio de la hoy ciudad de Los Mochis.
Desde que la sociedad Elizondo-De la Vega-Puente adquirió el ingenio azucarero para reactivarlo hubo esperanzas de preservar esa factoría ícono de la ciudad como lo es el cerro de la Memoria.
Volvió a trabajar la factoría, los obreros a laborar, los campos cañeros se reactivaron y todos vimos tiempos mejores para la ciudad.
Hubo planes en ese entonces de sacar la fábrica fuera de la ciudad pero preservar la vieja factoría como un monumento al nacimiento de la ciudad y su fundador Benjamín Francis Johnston.
Sin embargo la alegría se fue al pozo cuando vinieron los quebrantos, las dificultades entre los socios por malos manejos de una parte.
Comenzaron a vender las huellas de los orígenes de la ciudad con la venta y destrucción de las casas de la colonia Americana.
La Comisión de Historia y Cultura de Los Mochis (COMHISCU) protestó y demandó el cese de la destrucción.
Un grupo de ciudadanos se sumó y el 2007 iniciaron plantones de protesta frente a lo que fue la colonia Americana.
De nada valieron las protestas, mas cuando la apatía ciudadana fue generalizada.
No hubo eco en la mayoría de la población, indolente por ignorar lo que es la historia, lo que son los símbolos de los orígenes.
Luego el ingenio paró.
Los cañaverales quedan abandonados hasta que son destruidos para dedicar las tierras a otros cultivos.
Los trabajadores sin ingresos, demandan. Luis Puente demanda a sus socios y el litigio sigue.
Al fin los trabajadores comienzan a vender como fierro viejo las instalaciones.
Las protestas siguen, demandando pare el desmantelamiento, que se mantengan las viejas instalaciones para uso público: museo y parque recreativo.
No hay respuesta.
Finalmente la semana pasada en la visita que el Gobernador Quirino Ordaz hizo al museo Trapiche el Alcalde Manuel Guillermo Chapman declara que va a hacer todo lo necesario para rescatar lo que queda del ingenio.
Fácil anunciarlo. Difícil lograrlo porque quienes detentan la posesión de lo que queda de esas instalaciones que una vez y por años dieran vida a Los Mochis no las van a soltar así como así.
Quieren dinero y los terrenos, tengo entendido, están en litigio.
Difícil pero no imposible.
Se puede pero si se unen voluntades: autoridades locales estatales y ¿porqué no? las federales, más la ciudadanía.
Sí, la ciudadanía que debe comprender que se trata de preservar un ícono de la ciudad, un símbolo de lo que fue el inicio de la ciudad de la que hoy nos enorgullecemos los mochitenses.
Ahí, en esos terrenos está abandonada una vieja locomotora que en sus mejores tiempos arrastró las jaulas repletas de caña del campo al batey.
Esa máquina la quiere donada Joaquín Vega Acuña para colocarla afuera del Estadio, pero ese no es su lugar.
Esa locomotora debería instalarse en Topolobampo junto al antiguo muelle fiscal hoy Centro Cultural que fue donde se inició la construcción del ferrocarril Chihuahua al Pacífico.
Ahí está la punta de arranque del CH-P.
Son íconos, lo que queda del ingenio y esa máquina son historia.
Simbolizan los orígenes de Los Mochis y del ferrocarril que fue parte del sueño de Owen cuando vino buscando el trazo de las vías y descubrió la bahía de Topolobampo.
Ahora nos toca a nosotros, autoridades, COMHISCU, organismos y ciudadanos no permitir que sigan borrando las huellas de la historia, rescatarlas y preservarlas.

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