¡NOS METIMOS EN HONDURAS!

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Un tema muy importante de estos últimos días y que es viral en las redes sociales es la caravana migrante, ya que ha generado memes, “trending topic”, basura en plazas, albergues, desde Chiapas hasta Tijuana, especulaciones sobre quién la financía, descontento en la ciudadanía de Tijuana y alrededores, debates entre los que están a favor y apoyan por sentido humanitario y los que se encuentran indignados por la forma en cómo responden a la ayuda tirando la comida que no les gusta, golpeando policías y ciudadanos en Tijuana, rapiñando mercados, drogándose, etc.
Ante las reacciones que se han generado, cabe precisar palabras y conceptos.

Ciertamente, en Estados Unidos hay mucho migrante mexicano, sea legal o ilegal y nos hemos indignado ante la política migratoria de Trump hacia México. Pero ante esto, los mexicanos en Estados Unidos son una fuerza trabajadora muy importante para ese país, sean legales o ilegales y en todos los campos aportan para esa sociedad en la que se han integrado, en lo comercial, agrícola, militar, en donde sea. El mexicano va a sumar y respeta las leyes de ese país, es más, cuando cruza la frontera en automático cambia la conducta vial por ejemplo.

El ingresar a un país tumbando mallas, con palos, piedras y confrontando a la policía, ¿a eso se le puede llamar migración?
Muchos califican de racismo y xenofobia la aversión suscitada a la caravana hondureña. El indignarse por ver comida tirada en la basura, fruta, agua; el malestar de los hondureños porque se les da sandwiches o frijoles como si fueran “chenchos” (cerdos), como lo dijo una hondureña. Eso no puede ser considerado racismo.
¿Es justo y normal entonces, indignarse ante una actitud malagradecida, el ver comida tirada cuando acabamos de pasar desastres naturales? Júzguelo usted lector y con esto recalcamos, no es incitar al racismo ni a generalizar. Pero de esto mucho podemos aprender.

Por otro lado, es cierto que muchos mexicanos también tiran basura en la calle, que también existen la violencia aquí y las drogas, en efecto, no necesitamos importarla en miles. ¿Qué pasará con esos miles de no entrar a Estados Unidos?
Javier E. Zepeda Osuna.

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