La pregunta colectiva y recurrente de los mexicanos y, en este caso, de los sinaloenses, es: ¿Qué va a pasar en nuestras comunidades y en nuestra vida diaria con el gobierno que viene y con su compromiso de transformación?
Así es la política recibe y recoge una reflexión al respecto desde una de muchas mesas de discusión grupal, en este caso del académico sinaloense Oswaldo del Castillo Carranza.
Y dice en uno de sus cortos reflexivos:
He tratado de comprender el porqué de la insistencia de desbarrancar la política de la Cuarta Transformación. A poco tiempo de terminar con la pesadilla de este sexenio, llamado LEGIÓN, claro un nombre que yo le propiné, simplemente por ser tantos demonios los que operan en contra de México y de los mexicanos. Pesadilla aún, pues no termina de darnos todas las sorpresas que Peña nos tiene preparadas y que sigue propinándonos para el beneficio de su camarilla. El asunto de los permisos para casinos y juegos de azar. Las licitaciones a modo que comprometen el presupuesto de los siguientes años. Cambios de domicilios en donde vivirán la Gaviota y Él. El retiro de la política de varios personajes de su gabinete, o sea ya no trabajarán. Evidencias de compras millonarias en el ramo farmacéutico. En fin, esto no termina hasta que termina.
La pregunta que planteo es ¿Quién gana y quién pierde con el descrédito de AMLO? De pronto se alza una tempestad de críticas, muchas sin fundamento y otras bien respaldadas que mueven el escenario político que apenas encabezará a partir de diciembre.
Escenarios que pintan una realidad que para muchos no es tan agradable y para otros es la esperanza de un nuevo México. ¿Qué surgirá de entre las cenizas? ¿Realmente podremos ver el nacimiento de un nuevo modelo de gobierno? ¿Viviremos de nuevo el desencanto de siempre lo mismo? Preguntas cuyas respuestas pudieran tener fuertes dosis de verdad y de misterio. La apariencia de la realidad que vivo es diferente a la de todos ustedes, y es nada menos que lo que veo no pueden verlo los demás. La ilusión reverbera como los vapores en los intensos calores desérticos que difuminan la claridad del entorno. Como ese lente grasoso que empaña la visión de lo que tratamos de ver a través de él. Son tantos los años de ignominia de este modelo político saliente, que estamos deseosos que no vuelva a posicionarse entre nosotros, los que deseamos una realidad distinta a la que tenemos. Está claro que las respuestas a las preguntas que hago puedan encajar a ser una de esas consideradas preguntas retóricas, sirva más para una reflexión que para obtener su respuesta. Pero vale también para preguntarnos si estamos dispuestos, cuando se requiera, a abrazar el movimiento que AMLO trata de darnos. Sí, es cierto que la gente ya no es la misma, que ahora participa más y da una opinión más crítica, más severa. Habida cuenta de ese despertar social, el peligro para los movimientos o partidos que no generan bienestar para el pueblo pudieran quedar en el abandono o mejor dicho, pudieran ser abandonados.
Estamos atestiguando un quiebre en el pensar y del hacer del ciudadano común, en cuyo caso, ha descubierto que tiene el poder de agruparse, de organizarse y de profesar su derecho a opinar desde su propio interés y el de su comunidad. Los colectivos sociales vivirán el permanente acoso de quienes buscan garantizar su propio beneficio, aun a costa de sacrificar el de todos. Pues bien, he aquí la respuesta a la pregunta principal de este comento; ganan los que tienen el interés de seguir siendo los mismos. Perderemos los mexicanos si ganan los primeros.
Por el bien de todos, juntos en un solo colectivo. Así sea.