Joel Meza García, un joven estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México, fue operado el miércoles con la esperanza de salvarle un riñón dañado por golpes y patadas barridas de un grupo de porros, en el evento de violencia política del lunes en la tarde, frente a la Torre de Rectoría de la UNAM.
Joel salvó el riñón de milagro, pero su mamá, Margarita García Severino, acuso al grupo de seguridad comandado por Teófilo Licona Fierro de no hacer nada por impedir el salvaje ataque.
Joel y unos treinta jóvenes estudiantes de la Escuela de Ciencia y Humanidades exigían, pacíficamente, solución a su problemática de atención escolar. Fueron atacados por un grupo de jóvenes armados con palos y piedras.
Los heridos fueron varios, pero más son los temores en el país ante el aviso de algo que pueda reciclar la herida nacional del 2 de octubre en Tlatelolco, que resultó con miles de jóvenes muertos.
El porrismo en México siempre ha surgido por el patrocinio de dos entes particulares: Las autoridades universitarias o el propio gobierno de México.
No es un ingenuo temor de que estos actos se repitan en el país y se presenten 50 años después en el inicio de un próximo gobierno “con poder total y sin equilibrios”, como nos quieren “mensajear”.
Aquí, en Sinaloa, el rector de la UAS, Juan Eulogio Guerra, se refirió a los hechos e hizo un llamado social para que estemos atentos y no se permita ningún avance de movimientos que buscan desestabilizar la educación superior.
Por su parte, se compromete a brindar educación de calidad, de pertinencia, en estos años en que se necesitan las inteligencias para avanzar en una tierra noble, y con mucho futuro, como es Sinaloa.
La nuestra es una sociedad proclive al trabajo, al deporte, a las tecnologías, a las innovaciones, con espíritu democrático y necesita respirar un aire de pureza en cada tema, sobre todo en el educativo.
Necesitamos padres de familia muy atentos al caminar de sus hijos, sobre todo en edades en que todavía crecen entre malas hierbas, las cuales serán arrancadas una vez que se cosechen sus frutos.
¡Papaz! Por la Paz en la UAS, ya vas.