Trapos sucios, falacias o verdades?
Todo hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cual es. Joseph Fouché
Los debates políticos que se han realizado en la presente campaña, más que en las anteriores, se han caracterizado por las acusaciones, las descalificaciones.
Y es que esos trapitos que se sacan al sol unos y otros llaman mas la atención del público que las propuestas serias, los proyectos que deben plantearse y debatirse para que el electorado califique a quien mejores planteamientos, los mas realistas, plantee.
Y esto sucede en todos los niveles, desde los debates de candidatos a la Presidencia de la República, los de los aspirantes al Senado, a las diputaciones federales y estatales, hasta los que aspiran a las alcaldías.
Algunos candidatos se van por la línea de la descalificación y las acusaciones mas que por la exposición de ideas, proyectos y el debate sobre los mismos.
Sacando los trapitos al sol de sus contrincantes buscan descalificarlos y sumar adeptos.
Atrás de esos posicionamientos que hay: ¿verdades o falacias…?
Dicen que cuando el rio suena es que agua lleva y quizá por ellos algunos candidatos se dedican a acusar a sus oponentes, sea verdad o sea mentira.
Lo que les interesa es poner en tela de duda la honestidad del contrincante y atraer la atención, el aplauso del electorado por el impacto de los señalamientos.
Los tres debates presidenciales han tenido de lo mismo.
En los tres vimos cañonazos contra Andrés Manuel López Obrador que no respondió a ninguno y tenía su disco rayado, la “fórmula mágica” con la que dice va a componer a este país.
En el segundo, Ricardo Anaya sacó de quicio al tabasqueño que no acertó a decir mas que “Ricky Riquín Canallín”…
En el tercero Anaya sacó el as de la manga para demostrar la corrupción del tres veces candidato presidencial que pese a todo sigue liderando las encuestas, al acusarlo de haber entregados contratos, sin licitación, por 170 millones de pesos al contratista José Manuel Rioboó.
Andrés Manuel lo negó y Anaya lo retó a que renunciara a su candidatura si se lo comprobaba, lo que aquel rechazó.
Pues resultó que la acusación es real y hay documentos probatorios.
Ahí está un documento oficial del Fideicomiso para el Mejoramiento de las Vías de Comunicación del Distrito Federal en donde se pueden checar las adjudicaciones directas: FIMEVIC-DVSA-0B/001/2002; FIMEVIC-SER/003/2004; FIMEVIC-SER/037/2005; y FIMEVIC-SER/03.
En cuanto a Ricardo Anaya, José Antonio Meade lo acusa de lavador de dinero en un caso que ya tiene niveles de escándalo y tiene el rechazo de panistas como Ernesto Cordero, Presidente de la Mesa Directiva del Senado, quien presentó una demanda ante la PGR para que le dé seguimiento a este caso.
El mejor librado en cuanto a acusaciones de peso ha sido Jose Antonio Meade, pues hasta el momento ninguno le ha señalado actos de corrupción imputables directamente a él.
Si bien se habla de los “gasolinazos”, Odebrecht, la llamada “estafa maestra” entre otros, habrá que señalar que como funcionario de primer nivel que ha sido en gobiernos de partidos diferentes (PAN y PRI) ha tenido que acatar las propuestas de sus jefes, los Presidentes que son los que toman las decisiones.
¿O no…?
Meade si ha hecho señalamientos de corrupción a sus contrarios pero sus intervenciones se han basado principalmente en las propuestas concretas y realizables.
Como que es el de mayor experiencia en el servicio público, tanto financiero, como diplomático y en programas sociales.
De los otros tres contendientes, bueno del “Bronco” no hay mucho que decir concretamente salvo sus bufonadas, solo Anaya ha tenido propuestas concretas y realizables, algunas, pero ha divagado mas por el discurso acusador y golpeador.
López Obrador se ha ido mas por el discurso populista con propuestas que suenan a fantasiosas y que demuestran su desconocimiento de la realidad financiera del gobierno mexicano.
Eso si, coincidimos en que uno de los males mas graves de México es la corrupción, pero una corrupción de muchos años, con profundas raíces en todo el sistema de gobierno del país que no es posible erradicarla de un sexenio para otro, ni otros mas.
Pero volviendo al tema, los debates se han caracterizado por los trapos sucios que serán verdades o falacias pero empantanan el proceso electoral y siembran duda en las mentes de muchos ciudadanos.