Ana Agustina de Jesús Ramírez Heredia, nació un primero de septiembre de 1813 en Mocorito, Sinaloa fue una heroína mexicana que entregó a Benito Juárez a sus 13 hijos para defender a la República Mexicana de la intervención francesa. Murió de fiebre en Mazatlán, un 14 de febrero de 1879. En reconocimiento póstumo fue declarada Benemérita de Sinaloa y su nombre está inscrito en el Salón de Sesiones del Congreso del Estado, con letras de oro.
El 26 de noviembre de 1958. En 1961, el Gobernador Constitucional de Sinaloa, general Gabriel Leyva Velázquez, inauguró un monumento a la memoria de esta madre ejemplar, el cual se ubica en la confluencia de las calles de Bravo y Madero de la ciudad de Culiacán. Además, en su honor se creó el Premio Estatal al Mérito Social “Agustina Ramírez”, el cual se otorga cada año a las mujeres sinaloenses que sobresalen por sus servicios a la comunidad. Por ello, el día de hoy en este espacio, y ante la proximidad de la ceremonia de entrega de este importante galardón, me permito recordar a una de estas mujeres orgullosamente sinaloenses, que han recibido esta distinción, gracias a su esfuerzo y disciplina, como mi querida e inolvidable tía, la profesora Soledad Martínez Palazuelos, quien nació un tres de febrero de 1934, en Culiacán, Sinaloa, fue hija de Manuel Isauro Martínez Lerma (mi abuelo materno) y Flora Palazuelos de Martínez, quienes fijaron su residencia en Mazatlán, Sinaloa.
Soledad Martínez Palazuelos, fue maestra de educación primaria en las escuelas Agustina Ramírez y Ángel Flores, educadora en el Jardín de Niños José Vasconcelos, subdirectora de la escuela secundaria nocturna Juan Carrasco, directora de la Casa Hogar Municipal y de la escuela secundaria SNTE Sección 53.
Fue una mujer incansable que colaboró en las mejoras de la Colonia Juan Carrasco donde habitó hasta sus últimos días. Trabajó sin descanso también en la entrega de despensas para los afectados por el ciclón Olivia. Fue regidora del H. Ayuntamiento de Mazatlán, siendo presidente municipal, José Angel Pescador Osuna. Fue una líder con fortaleza férrea, inquieta, entusiasta, manutuvo la actividad social y política entre los miembros de su partido, resolviendo problemas y orientando soluciones. Participó en campañas de arborización en todo el municipio de Mazatlán. De 1967 a 1968 fue secretaria de Acción Social del PRI, en Mazatlán, trabajando intensamente en todos los actos cívicos y políticos, cumpliendo con todas las actividades encomendadas por su partido. Fue una dirigente incansable de luchas sociales, protestó por la arbitrariedad cometida en secuestros y asesinatos; impulsora de las garantías individuales plasmadas en nuestra Constitución. Un 14 de febrero de 1991, durante el sexenio del Lic. Francisco Labastida Ochoa, recibió la presea Agustina Ramírez por su destacada labor social y política a nivel estatal.
Por motivos de salud, se retiró de las aulas, sin embargo en su casa por las tardes, asesoraba a algunos vecinos que acudían a ella en busca de apoyo escolar.
No sólo por su trayectoria profesional sino por su calidez, honestidad y bondad, es que la profesora Soledad Martínez Palazuelos se ganó el respeto y amor de quienes la conocimos y aún más de quienes recibieron de sus manos ayuda desinteresada o una palabra de aliento. En mi familia, es recordada por ello, por ser siempre una mujer que a pesar de las adversidades al quedarse sola a cargo de cinco hijos, tomó la decisión de iniciar una carrera profesional que posteriormente le diera la oportunidad de obtener un trabajo digno que le permitiera dar sustento sus hijos. Siempre al llegar a su casa en Mazatlán, me recibía con una enorme sonrisa, podíamos pasar horas y horas charlando de política y religión, repasando los álbumes con fotos de su juventud donde en más de una ocasión dije: ¡tía, en esta foto me parezco a ti! De cariño me llamaba “la gaviota” y le gustaba mi profesión.
No tengo nada más que decir, sólo que siempre me sentiré orgullosa de haberla tenido como tía, de presumir que fue una mujer exitosa y reconocida públicamente, pero sobre todo como lo dijo en su discurso un 14 de febrero de 1991 cuando recibió la Medalla al Mérito Cívico Social, Agustina Ramírez: “Que hermoso homenaje el que se me brinda, es un premio a todas las mujeres, porque todas valen mucho por el sólo hecho de serlo. Las exhorto a trabajar unidas por el bien de la sociedad, la comunidad y sus hijos”.
Gracias por tu tiempo, hasta pronto, DM