Continuamos viviendo en el estado, aunque no queramos admitirlo, en un alarmante estado de violencia e inseguridad. Recientemente hemos visto en las noticias cómo se asesina con tal ligereza y delante de otras personas, como lo es en un estacionamiento a la salida de un bar.
Todo mundo concuerda en que es imprudente tocarle el claxon al conductor de adelante o al lado porque “no sabemos quién pueda ser” y si pueda estar armado.
Hay distintas formas de abordar un delito, una es como lo hace el Derecho, es decir, conforme a la norma jurídica y las consecuencias que de ella emanen.
Otra forma es la de la ciencia criminológica, la cual es importante atender, más ahora que encontramos varias universidades en nuestro estado que ofrecen esa licenciatura, la cual puede aportar mucho a nuestra sociedad y de aquí pueden venir urgentes aportaciones.
La criminología estudia el delito desde las causas que lo llevan a formarse, es decir, la personalidad del delincuente, sus experiencias, el entorno y los factores que llevaron no solamente a que tuviera lugar el delito, sino que llevaran al delincuente en convertirse como tal.
Si encontramos una recurrencia de delitos en nuestro estado como muestra estadística, se saben por ende las características de las víctimas y en gran parte las de los delincuentes, es posible encontrar un común denominador entre ellos e identificar las causas.
¿Cuál es la importancia de esto?. La prevención.
Podrá usted como lector responder afirmativa o negativamente si son útiles los retenes de alcoholímetro, pero ellos no solucionan una falta de sanidad mental en muchas personas.
¿Será esto último el verdadero problema? ¿Podremos decir que hay cordura cuando alguien porta un arma y no como arma de cargo de defensa, sino por adorno o para amedrentar a los demás?
Lamentablemente situaciones como éstas se repiten y multiplican, la prevención del delito exige ir más a fondo, más allá de las raíces de la situación, llegar a las raíces de la inconciencia del delincuente.
Cabe mencionar la corresponsabilidad, ejemplo: si alguna autoridad sabe que alguna persona porta un arma ilegalmente, debe saber que tarde o temprano la usará, si pudo habérsela retirado y no lo hizo, en consciencia se convierte en cómplice.
Javier E. Zepeda Osuna