Nos adentramos en la cuaresma y acabamos de pasar el tradicional miércoles de ceniza. Un buen momento para reflexionar sobre los actos de tradición religiosa que tenemos los mexicanos y en este caso, compartido con muchos países.
Hay actos que se adoptan como costumbre o tradición y en el caso de las tradiciones religiosas podremos resaltar tres tipos de tradiciones.
Existen costumbres que carecen de contenido, no por el hecho de ser religiosas, sino desde la reflexión de las mismas religiones y de hecho, no son obligatorias de parte de la Iglesia y no todos los fieles las practican, por lo general representan un sincretismo religioso, es decir, compuestas de elementos de distintas religiones que incluso, la divinidad es distinta.
Otras tradiciones son consideradas “piedad popular”, ya que es el mismo pueblo, la gente quien ha iniciado y madurado esa tradición, la cual representa un momento de piedad dentro de la fe, pero el cumplirla no es precepto religioso, aumenta la devoción pero no está dentro de la Liturgia ni de un acto oficial como creyentes.
Otros actos litúrgicos, los cuales son de precepto para todos los creyentes porque conmemoran un momento de la salvación y que tiene fundamento y sustento bíblico, han sido adoptados además como tradición propia de algunos lugares, como aquí en México: el ir a imponerse la ceniza, la celebración de los oficios de Semana Santa, etc. Actos religiosos que se han fusionado con la cultura e idiosincrasia mexicana.
Al estar enlazados conviene explorar el contenido teológico, su mensaje desde la fe para extraerlo y rescatar la actualidad de su contenido y de sus elementos, los cuales se dieron también dentro de un entorno humano y ver las semejanzas socioculturales de sus orígenes con los de nuestra sociedad.
Nuestro entorno y ambiente de violencia nos motiva a rescatar y actualizar los contenidos de nuestra tradición religiosa o viceversa, actualizar nuestra consciencia al dinamismo de unas tradiciones que siempre son vivas y actuales.
Javier E. Zepeda Osuna.