Humorismo Semanario No. 1675

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EL PIJAMA AZUL…   
Un hombre llama a su esposa desde el trabajo y le dice:
‘Querida, el Jefe me pide que lo acompañe a pescar a Canadá con algunos clientes muy importantes….Nos vamos una semana y ésta será una  muy buena oportunidad para conseguir mi tan ansiada promoción. No te olvides de meter suficiente ropa para una semana, además de la caña de pescar y la bolsa con los anzuelos, que cuando salga de la  oficina lo paso a buscar… ¡Ah… y no te olvides de incluir mi pijama de seda  azul!.
La esposa piensa que esto suena un ‘poquito’ extraño…y que era de lo  más llamativo que necesitara una pijama tan lujoso para una excursión de pesca, pero como buena esposa hizo lo que su marido le pidió.
Una semana después regresa el marido.. un poco cansado…pero contento    
La esposa le da la bienvenida y le pregunta… ¿Pescaste mucho??
– ¡Ufff!… – contesta él -No dejamos una trucha ni para muestra.       
Pero… ¿Por qué no metiste mi pijama azul   , como te pedí?
Y la mujer le responde…
-Sí, sí que lo hice…  
-No,- responde él- miré bien y no estaba  
Ella le responde:
-Lo habrías visto si hubieras abierto la caja de  los artículos de pesca..     
LA INTELIGENCIA ES ALGO QUE SE ADQUIERE POCO A POCO Y CON SACRIFICIO.

Roberto tiene 95 años y vive en un asilo de ancianos. Todas las noches después de cenar, se recluye en un sector apartado del jardín. Una noche, Lucrecia, de 87 años, se le acerca. Comienzan a charlar y él le dice a ella:
-¿Sabes qué es lo que más añoro de todo?
-¿Qué? – dice Lucrecia
– ¡El SEXO! – dice Roberto con cara de tristeza.
Lucrecia exclama: – ¡Viejo rabo verde, pero si esa madre no se te levantaría ni aún si te apuntaran con una pistola a tu cabeza!
-Ya lo sé – dijo Roberto, pero me encantaría que una mujer me la sostuviera, aunque sólo fuera por un rato.
-Bueno, yo puedo ayudarte -dijo Lucrecia.
Y uniendo el gesto a la palabra…le baja la cremallera … le saca suavemente el miembrito y se lo mantiene en la palma de la mano.
¡La cara de Roberto era de placer absoluto!
Acuerdan encontrarse secretamente en el jardín cada noche, donde se sentarían a charlar y Lucrecia se lo sostendría por un rato.
Una noche, sin embargo, Roberto no apareció en el lugar a la hora convenida. Alarmada, Lucrecia empezó a buscarlo por todos lados para asegurarse de que estuviera bien.
Terminó por encontrarlo sentado al borde de la piscina junto a Toñita, otra compañerita de 78 años, quien estaba sosteniéndoselo con la mano.
Furiosa, Lucrecia lo increpó:
-¡TRAIDOR HIJO DE PUTA! ¿QUÉ TIENE ESA TOÑITA QUE NO TENGA YO?
Roberto con todo el placer desbordándole de su rostro respondió:
-¡¡¡¡¡PARKINSON!!!!!!!

El pollo y sus consecuencias…
Un niño y una niña asistían juntos a la escuela y además eran grandes amigos.
En la hora del almuerzo se sentaban juntos y abrían sus loncheras para comer.
Un día descubrieron que sus mamás siempre les ponían lo mismo, emparedado de pollo’.
Paso el tiempo y llegaron a 4º o 5º grado.
Un día la niña, se presentó con un emparedado que no era de pollo, y el amiguito pregunta:
¿Qué pasó ya te aburriste del pollo?
La niña le contesta: NO
Todavía me sigue gustando pero decidí no comerlo más porque, sabes allá abajo me están saliendo plumitas.
El niño quiso verlas y ella se las mostró.
Ooh…Sí tienes plumitas, mejor no comas más.
Al cabo de un tiempo, la niña se fijó que el niño ya no comía emparedado de pollo, y le dijo:
Oye que pasó que ya no comes emparedado de pollo; Ya no te gusta?
-Oh sí, sí me gusta pero… pasó que a mi también me salieron plumitas ahí abajo mira: se bajó el calzón y le mostró a la niña.
La niña puso enorme cara de susto y angustiada le dijo:
Huyy, pero tu si estás cabrón a tí además de las plumitas ya te salió el pescuezo y las mollejas.

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