El nuevo minisalario, otra burla…
Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos, sino para los desiguales. Aristóteles
Mientras el Presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, Basilio González gana 173 mil pesos al mes, con la complicidad de los representantes obreros y patronales acaba burlarse una vez mas de la mayoría de los trabajadores mexicanos con el ridículo incremento autorizado para tener vigencia a partir del primero de enero.
Su “generosidad” es impresionante por haber añadido al mísero 3.09% que esos magnates (porque el presidente de la CONASAMI y los representantes patronales mas los dizque representantes obreros) no son nada pobrecitos.
El primero cobra un sueldo que acumula 3 millones 114 mil pesos al año, mas aguinaldos y compensaciones, con lo que puede vivir como un verdadero magnate.
Los representantes patronales son empresarios que pertenecen a los organismos cúpula del sector y, obviamente son dueños de empresas que les reditúan excelentes utilidades.
Y los “representantes” obreros son líderes sindicales, por citar uno: el líder vitalicio de los ferrocarrileros, Víctor Flores Morales, que hace decenas de años explota su posición lo que le permite una vida de grandes comodidades a la que no tienen acceso ni sus representados ni los trabajadores de todo el país a los que dice representar ante el organismo que año con año juega con la pobreza y el hambre de los asalariados.
Estos señores acordaron aplicar un incremento de 3.9% a los salarios mínimos generales y añadirles algo así como un “bono” llamado el Monto Independiente de Recuperación (MIR) de $4.00 pesos diarios para alcanzar los 80.04 pesos que estarán vigentes durante el 2017.
Hubo una propuesta, la de Gustavo de Hoyos Walther, Presidente de la Coparmex, de aumentar el salario mínimo general a 89.35 pesos para que cubra por lo menos la línea mínima de bienestar establecida por el gobierno, pero ni siquiera fue tomada en cuenta al no tener el respaldo de los otros organismos cúpula.
Los “representantes obreros”, siempre dispuestos a inclinar la cerviz ante los gobiernos de cualquier color solamente se concretaron a levantar la mano, a lo que tienen acostumbrados a sus “representados”.
En cuanto se dió a conocer lo que será el salario mínimo a partir del primero de enero, sumado a los aumentos a las tarifas de energía eléctrica mas la devaluación del peso, de inmediato los comerciantes especuladores de todos tamaños, emprendieron la carrera alcista nulificando al aumento que recibirán los asalariados antes de que entren en vigor.
Estos aumentos a los productos de consumo diario, en algunos casos son hasta del 30%, y ya están en vigor afectando principalmente a las familias de escasos y medianos recursos.
A los de altos ingresos les hacen cosquillas y ni les duelen. A los funcionarios de primeros y segundos niveles, como el señor Basilio González y sus cómplices en la CONASAMI, que viven muy alejados de la realidad de los trabajadores asalariados mexicanos, menos.
Este aumento, mejor dicho burla los asalariados ha provocado reacciones negativas.
Por ejemplo, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, lo consideró insuficiente y reiteró la necesidad de realizar acciones para lograr que las personas que reciben el salario mínimo dejen de estar situados por debajo de la línea de bienestar.
Por otra parte, para el Observatorio del Salario de la Universidad Iberoamericana de Puebla que realiza estudios serios sobre el efecto salario-inflación el salario mínimo de un empleado debería ser de 17 mil 340 pesos al mes, es decir, un promedio diario de 578 pesos diarios.
Con esta propuesta casi les da cursera a patrones e integrantes de la CONASAMI que les sirven.
Mientras tanto la diputada panista Arlette Muñoz Cervantes, señala que es falso que el aumento al salario mínimo fortalezca la economía de los trabajadores mexicanos ni contribuya a superar la pobreza por ingreso, presentando un punto de acuerdo en San Lázaro para que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos mejore la capacidad adquisitiva de casi ocho millones de trabajadores.
La legisladora refirió que, de acuerdo a información del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, los trabajadores asalariados destinan el total de sus ingresos a productos de la canasta básica que actualmente asciende a tres mil cien pesos, por lo que con un salario mínimo de 2,401.20 pesos mensuales (que es el 1.39% de lo que cobra el presidente de la Conasami) no podrá acceder al total los productos que integran la lista del paquete básico.
De acuerdo con esa información del CEESP, de 1976 a la fecha el salario mínimo ha perdido el 80% de su capacidad adquisitiva, mientras que de 2006 a 2016 el salario mínimo no ha superado el promedio de dos pesos con sesenta centavos por año.
Y para quienes afirman que la gran mayoría de los trabajadores gana mas del salario mínimo habría que señalar que estos “incrementos” mínimos han perpetuado un ciclo de desigualdad y pobreza que ha llevado a 53.2% de los mexicanos a vivir en condiciones por debajo de la línea de bienestar y que ha colocado a México como el país con el peor salario mínimo en toda América Latina.
Pero, ¿porqué la CONASAMI no ajusta los incrementos a las necesidades reales del trabajador?
Simplemente porque el sector patronal afirma que los perjudicaría y hasta podría “llevarlos a la quiebra”.
¿Acaso no entienden que un trabajador bien pagado no solo mejora sus condiciones de vida sino que resulta mayor consumidor porque su poder adquisitivo le permite adquirir mas y mejores productos?
¿En donde? ¡En los establecimientos de quienes se oponen a pagar mejor a sus trabajadores!
Pero, mientras patrones y líderes que “representan” a los obreros se enriquecen, los pobres asalariados son cada día mas pobres.
¡Esa es la realidad!