Inicia el ciclo escolar y regresan con entusiasmo los jóvenes a continuar las clases y encontrarse con sus amigos, otros inician con ánimos sus cursos académicos, aunque esto no es el caso de muchos ya que comienzan una carrera la cual no era su primera opción o “por mientras” para intentar, un año más tarde, el ingreso a la facultad que deseaban.
Como todos los años, varios jóvenes viven el drama de los exámenes de admisión y en muchos casos, la mayoría reprueba. En esta situación las universidades se percatan, con frustración, del bajo nivel de ciertas áreas académicas de los aspirantes.
Ante esta situación surge la pregunta: ¿Es cuestión generacional. O convendrá revisar, prepa por prepa, el promedio de obtienen sus egresados en los exámenes de admisión?
Lo segundo sería interesante y a la vez una muy buena retroalimentación para los directores de bachillerato, quienes podrán conocer el nivel con el que egresan sus alumnos sin contar asistencias, tareas o participaciones. Sólo el conocimiento neto, por decirlo así.
De ser generacional es para prender las señales de alarma.
¿A dónde nos llevan los planes de estudio de bachillerato?, ¿Cuál será la preparación de la generación que dirija el país en quince años?
Lo anterior puede generar diversos temas de conversación y uno de ellos puede ser la idoneidad de los docentes en las distintas asignaturas, y al decir idoneidad no se hace referencia a la falta de conocimiento por parte del docente, sino que una cosa es saber y otra, saber enseñar. Es decir, no basta tener el perfil profesional para impartir una materia, se requiere formación docente y ciertas características de tipo personales para dirigir un grupo, enseñarle e identificar las individualidades de los alumnos.
Todo lo anterior va a la correcta calificación de quien imparte una asignatura.
Esperemos que logren los estudiantes detonar la motivación que los empuje a ir más allá de las enseñanzas de las aulas; sus mentes son la materia prima con la que trabaja las universidades, como dice el lema de la Universidad de Salamanca “Quod natura non dat, Salmantica non praestat” (Lo que la naturaleza no da, Salamana (la universidad) no lo otorga).
Javier E. Zepeda O.