Ha partido el Papa Francisco de regreso al Vaticano y tanto él como nosotros nos quedamos con mucho por reflexionar.
Su visita, sus discursos y sus homilías muestran un cristianismo muy “aterrizado” y muy humano, sin dejar de lado la tradición doctrinal.
Prácticamente realiza el sueño de uno de sus predecesores, Juan XXIII, quien quería mostrar un rostro moderno de la Iglesia y predicar el Evangelio de una forma nueva y actual.
Al terminar su estancia en nuestro país, cabe la pregunta: ¿Ahora qué sigue? Por sí misma su presencia fue trascendental, pero queda la tarea para la Iglesia católica en México en todas sus estructuras y niveles, que los mensajes que el Papa transmitió, tengan eco y se realicen acciones de acuerdo a la enseñanza que como guía vino a compartir.
Para quien veía “desde fuera” por el hecho de profesar otra religión o ser ateo, o no compartir la fe católica, queda la invitación para leer y reflexionar sobre lo que habló y considerar lo que en el plano humano pueda aportar para cada uno.
Por lo pronto, el obispo Eugenio Lira Rugarcía (coordinador de la gira) imprimirá sus discursos y homilías y convocará a una jornada de discusiones y reflexiones sobre el contenido de la visita del Papa y sus mensajes.
Quedaron algunos temas que buena parte de los mexicanos quería que se tratasen, los cuales los tocó… pero ya estando en el vuelo de regreso.
De cualquier forma dio respuesta a las preguntas que más interesaban a los que se acercaban desde una perspectiva política. Para los que se acercaron desde una perspectiva espiritual se habrán quedado satisfechos y digiriendo aún sus palabras.
Por su parte, el Papa seguramente pensará mucho en México después de la experiencia de haber estado aquí, ya que sus intenciones eran venir como peregrino y contagiarse de la fe de los mexicanos (de quienes profesan alguna).
Al pensar en México esperemos que también le de seguimiento a las pautas que les marcó a los obispos mexicanos en cuanto a su identidad de pastores, de padres, de guías espirituales de una sociedad y que por su parte hagan más cercana a la Iglesia, que como dijo un sacerdote italiano Luigi Giussani: ¿Es la humanidad quien ha abandonado a la Iglesia o es la Iglesia quien ha abandonado a la humanidad?.
Javier Ernesto Zepeda Osuna