Comienza el año 2016 y nos acercamos cada vez más a las citas pactadas con el destino político, deportivo y demás ámbitos de interés social y obviamente, en lo personal.

Para muchos, este año inicia no solo con nuevas expectativas, sino con nuevas funciones y responsabilidades; otros lo inician encontrándose en la espera o en la preparación para algo nuevo y una tercera parte inicia con la confianza y seguridad que este año les traerá algo nuevo y bueno seguramente.

Sea que este año nos traiga algo que ya estaba programado u obtenido mediante una planeación o que llegue a modo de sorpresa, lo cierto es que lo nuevo no quiere decir que se deba desechar del todo el pasado.

El año nuevo significa también una oportunidad para concluir aquello que quedó pendiente, lo que quedamos a deber y que de alguna manera podemos decir, nos quedamos a deber a nosotros mismos. De aquí se desprende un valor para comenzar el año: la capacidad de compromiso.

Un buen adagio para comenzar el primer mes de este año es el siguiente: “Quien es fiel en lo poco es fiel en lo mucho”. Dicha frase la encontramos en los textos del evangelio. Reflexionando y adecuándola a nuestra vida, la podemos ver como un ejercicio que lleve hacia una proyección de responsabilidad y compromiso.

Cumplirnos a nosotros mismos, a nuestros propósitos y el interés por no defraudarnos, incrementará ese valor; ya que no estaremos obrando para ningún otro juez que nuestra conciencia, y seremos nosotros mismos quienes nos exigiremos o nos justificaremos, pero no nos engañaremos.

Esta laudable costumbre generará un buen hábito en nosotros que nos conducirá a varias satisfacciones y por consecuencia hacia la credibilidad que los demás nos otorguen.

Les manifestamos nuestros mejores deseos y perseverancia en sus propósitos, nos quedamos cada quien con su respectiva pluma para continuar escribiendo la historia.

Javier Ernesto Zepeda O.
Universidad de San Miguel.