Otra vez la vergüenza…
No es ninguna vergüenza tener la cara sucia, la vergüenza es no lavársela nunca. Truman Capote
Hubiese ocurrido en Nueva York, Chicago, Los Angeles, o en cualquier ciudad africana no tuviera la repercusión internacional que hoy se le ha dado.
Esto, sin ánimo de soslayar la gravedad de los hechos.
Pero, aun cuando este nuevo crimen, el de los dos jóvenes australianos, se registra en un punto del mundo donde si tenemos la vigencia de la violencia, la criminalidad auspiciada por la impunidad si provoca de nuevo la vergüenza de los sinaloenses de bien, que somos muchísimos mas que el puñado de delincuentes y autoridades cómplices o complacientes.
No hace mucho, dos turistas españoles vinieron a Sinaloa y fueron asesinados.
La noticia corrió rápido por los medios de comunicación de Estados Unidos y Europa.
Se exigió acción al gobierno de Sinaloa y la Policía “investigadora” encontró pronto la salida: andaban comprando mariguana!
Quien podía desmentirlo? Desde luego, ¡Nadie!
Hoy, dos jóvenes austrialianos que buscaban olas grandes para surfear y vinieron a México para buscarlas en un punto de las costas de Jalisco, pero entraron por Sinaloa vía Baja California. Y no salieron.
Dean Lucas y Adam Coleman desembarcaron en Topolobampo y ya no se supo de ellos hasta que el 21 de noviembre fue encontrada en un predio de El Tigre, Municipio de Navolato, su camioneta con dos cuerpos calcinados.
La camioneta era la de ellos y, al parecer, los primeros indicios revelan que los cuerpos eran ellos.
Y otra vez la prensa internacional se vuelca sobre Sinaloa describiendo a nuestro Estado como “zona de guerra”, calificándolo como “uno de los territorios mas peligrosos del mundo”, “hogar de cárteles”, etc.
Lo mismo diarios y portales de Estados Unidos, que de Inglaterra, Australia y otros países destacan la información oprobiosa para Sinaloa.
Repito, el crimen es condenable, como lo son todos los asesinatos que se cometen a diario sin que las autoridades locales, primeras responsables de la seguridad, la procuración y la aplicación de la justicia hagan absolutamente nada.
En este caso, seguramente por la presión internacional se está movilizando la autoridad responsable y no es remoto que de un momento a otro presenten a presuntos responsables.
Si lo hacen, que bien.
Pero, ¿Y los demás crímenes que a diario se cometen…?
¿Los que no se investigan…?
¡Vaya! de los que ni siquiera se abren averiguaciones previas…?
Por mas que las autoridades del Estado nos presenten estadísticas alegres donde aparece disminución importante de los índices delincuenciales, la realidad es que vivimos en un Estado de impunidad.
Los grupos delincuenciales operan impunemente.
Casi a diario hay asesinatos en uno u otro punto de Sinaloa.
Y no se investigan.
Los “levantones” no tiene estadísticas.
Los desaparecidos no son estadística hasta que aparecen los cadáveres que se suman a los muertos.
Los que llegan a aparecer.
¿Y los que no…?
Sus familiares se la pasan de un lado a otro demandando en vano su aparición y no hay autoridad que les responda. Al contrario, la Procuraduría les rehuye.
Los asaltos en carreteras siguen a la orden del día, pero no todos son registrados.
La ubicación de los grupos que se dedican a estos ilícitos la conocen muy bien las corporaciones policiacas, pero nada hacen.
El Procurador de Justicia está pintado en su puesto, no hace nada que no sea de su interés personal o lo que le manden ex profeso.
Si acaso ordena actuar a la supuesta policía investigadora, esta no le hace caso.
Pero no estamos en zona de guerra, no.
Estamos en territorio de impunidad.
Y eso nos da vergüenza.
Nos avergüenza a los sinaloenses de bien, nos indigna que nos califiquen de ser un Estado de guerra, de Estado de cárteles.
Nos avergüenza y nos indigna que fuera de Sinaloa se nos considere a los sinaloenses como narcotraficantes.
Nos avergüenza que sobre todo lo positivo que tiene Sinaloa destaque solo lo negativo.
Si, es para dar vergüenza, mas cuando hay tanto de lo que podríamos enorgullecernos!