El campo de la justicia y de la legalidad, aunado al respeto a los derechos humanos, será un tema fuerte en las campañas políticas para elegir, desde gobernador hasta regidores, en la próxima contienda electoral.
Esta semana la discusión en todas las mesas de análisis político y social en Sinaloa se refieren a la ilegalidad con que unos 220 elementos de las Fuerzas Especiales del Centro, que pertenecen al Cuartel General del Alto Mando, bajo las órdenes del Almirante Vidal Soberón, participan en la operación de búsqueda del capo Joaquín “El Chapo” Guzmán. En el punto de la sierra, conocido como el Triángulo Dorado y donde se unen los Estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango, trabaja un Batallón de Infantería (unos 600 efectivos) que incluyen a Fusileros Paracaidistas y las Fuerzas Especiales.
No están acompañados de autoridades estatales, como lo marca la ley (observan los que saben del tema) en tanto que otros se refieren al convenio de colaboración de los gobiernos para estos operativos.
Unos más hablan de la crónica de una familia que en el techo de su casa escuchó y observo la penetración de los balazos desde el aire por los marinos.
“Caminábamos a oscuras porque donde veían luz, luego empezaban a tirar. Era una tracatera (balacera) por todos lados”, recuerda Ayón (el jefe de la familia), mientras espera pacientemente junto a otras familias desplazadas a que las autoridades le den una bolsa con alimentos y ropa.
Como pudo, escabulléndose entre matorrales y zanjones, la pareja huyó despavorida del pueblo y caminó cuatro días seguidos con su hija de dos años por la Sierra Madre Occidental, refugio natural del líder del cártel de Sinaloa.
“Sin comer y sin tomar agua”, el matrimonio llegó finalmente a la pintoresca Cosalá, donde en los últimos días han llegado buscando refugio unas 600 personas de empobrecidas comunidades serranas.
Este relato se vio en medios internacionales, los mismos que desde el 2012 y hasta el 2014 hablan de los desplazados por la lucha del control de la droga en la sierra de Choix.
O sea que por donde no les llueve les llovizna.
La pregunta en casi el 30 por ciento de los pobladores de Sinaloa para todos los candidatos será ¿Dónde estaban metidos cuando llegaron los balazos de unos y otros?
Difícil contestar para los políticos que le temen al gobierno federal si se enteran que ayudaron a los pobladores por un lado y tienen pavor a que Joaquín Guzmán se entere de que ayudaron a su localización y captura, por el otro.
Llegarán a la campaña con la cola entre las patas y sin la moneda de la esperanza que ofrecer.