A pesar de que la frase nos expresa que lo que se ve no se pregunta, tenemos una natural inclinación a aceptar lo que nos dicen los medios de comunicación y a percibir una realidad construida sobre verdades a medias, o medio ocultas.
En materia de salud, por ejemplo, un reciente informe del delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social, Adalberto Castro Castro, nos expresa que hay vacantes en Ginecología, Traumatología y Oncología y suponemos que no faltan urgenciólogos o cardiólogos, cuando, todos los días y a todas horas, los derechohabientes sufren y mueren por esta ausencia y deficiencia en el área de primer contacto.
Reconoce que existen deficiencias en infraestructura, pero no nos dice que en cada lluvia el hospital de Culiacán tiene goteras muchas en el primer piso y que hay un peligro de derrumbe ya analizado y advertido.
Otra, el Hospital General presenta todo el día largas colas de personas en busca de ayuda médica urgente; que no reciben con urgencia.
Pero la necesidad de aprobar los hospitales en Culiacán está detenida por los legisladores, que se supone deben responder al sufrimiento del pueblo.
Si se pagó la deuda de Japac por la planta tratadora de aguas negras que nos trajo beneficios hasta de inversiones y generación de empleos, se puede pagar la que generen los hospitales porque el mayor costo es el desgaste y sufrimiento humano.
En la percepción general, el estadio Ángel Flores, que será un hermoso escenario para el beisbol profesional, lo construye Juan Manuel Ley López, dueño del equipo Tomateros de Culiacán, cuando se da el hecho de que es dinero público federal, estatal y municipal el que lo hizo posible.
Casi le cuesta la gubernatura a Mario López Valdez, por cierto.
En el escenario político seguimos pensando que existieron en el PRI traiciones domésticas, cuando saltó a la vista que las campañas de Clouthier, El Bronco, Martínez y Kumamoto se les inyectó dinero y operatividad política desde el poder.
La explicación es muy sencilla: Las cuatro elecciones de jerarquía política, la de gobernador de Jaime Rodríguez en Nuevo León, la del Ayuntamiento de Morelia por Alfonso Martínez Alcázar, la de diputado federal de Manuel Clouthier en Culiacán y la del joven Pedro Kumamoto de legislador local en Jalisco legitimaron la reforma política de Enrique Peña Nieto. ¡Pero que casualidad!
El mismo mandatario nacional presumió la “efervescencia política y la vigorosa democracia en México” en su gira inmediata por Europa,
Lucero Sánchez, diputada local por Cosalá, se presentó a la prensa para negar que visitara a Archivaldo Guzmán Loera en la cárcel y sobre todo que lo conociera; pero además pidió a la Procuraduría General de la República que la cite.
Al fin y al cabo otros miembros de la política nuestra ya habían negado conocimiento sobre personajes del crimen organizado; supuestamente cercanos a ellos o a sus familias.
También pidieron, sin éxito, declarar ante la autoridad, que aquí si lo que se ve no se pregunta, evade miedosamente responder a la solicitud.
Algún día de alguna manera podremos soportar la verdad y enfrentarla honestamente para, sobre esa plataforma de dolor, crecer como sociedad.