Semanario no 1635

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Nuevamente los mexicanos nos encontramos inmersos en período electoral. Equipos de campaña de candidatos de todos los partidos participantes llegarán hasta su casa a ofrecerle cambiar todo a su favor. Frase como “Ya estamos hartos”, “Se los dijimos…”, “…Porque somos los mejores”, “Ni Obama lo tiene…”, “Nosotros no somos políticos”, “Somos la nueva generación”, “Vamo sin partido…” Linduras más o menos así.

Las elecciones federales de este 2016 en Sinaloa renovarán 18 presidencias municipales, 40 diputados al congreso local, 18 síndicos procuradores y cabildos con sus regidores en todos los municipios.

En este 2016, sólo en subsidios a partidos políticos se gastarán de nuestros impuestos algo así como 583.1 millones de pesos, adicionando casi el 18% de presupuesto al INE para canalizarlos al proceso local en sueldos y “gastos menores”. Estas son cifras oficiales solamente. Ya sabe usted que a las elecciones entran dineritos al margen de la ley y algunos pagan impuestos y otros no, pero todo $ por encima de las cifras autorizadas por los congresos son ilegales.

Evidentemente ni los partidos políticos ni las instituciones electorales gozan de la credibilidad de los votantes. Tampoco levantan popularidad las acciones de los gobernantes. Ante esta situación de descrédito y desencanto generalizado, lo menos que queremos saber los sinaloenses es de retóricas huecas y malolientes de los candidatos de todos los partidos así como los llamados “independientes”.

Usted y yo ya nos sabemos los discursos; son los mismos ofrecimientos de siempre entre los mismos candidatos (o los hijos, compadres o amigos empresariales de los mismos). De pasadita se “rasguñarán” entre ellos con señalamientos de corrupción, delincuencia, parafilias, preferencias sexuales, y más.

malova

El argumento principal de los partidos de oposición al gobierno estatal será la insistencia en las deficiencias y desaciertos de las actuaciones del gobernador Malova y los miembros de su gabinete, así como las promesas no cumplidas o aquellas cumplidas a medias, los sospechosos manejos de los recursos públicos y las telarañas en las áreas de seguridad pública y procuración de justicia. Sin embargo, en el caso de Malova no hay problema, ya que ni tiene partidos en su gobierno, ni existen partidos de oposición. Según él, no pertenece a ningún partido, y a la vez está en todos, así que nadie podrá arrogarse la potestad de sus éxitos ni de su impopularidad y fracaso gubernamental.

 Los escándalos políticos y ramplonas descalificaciones al adversario generan un hartazgo de la política y los políticos en la ciudadanía, un alejamiento de los electores, una caída en la participación de votantes y la posibilidad de que, dentro de la miseria electoral, sean los partidos con mayor estructura y capacidad de movilización de electores quienes consigan los triunfos.

Los candidatos encampañados seguirán insistiendo en sus anquilosados formatos en la búsqueda de sus objetivos, y los votantes, por consecuencia, seguiremos despreciando cada vez más y con mayores argumentos a la política, sus políticos y los recursos legaloides que utilizan para ascender a esas representaciones. Y será ese, por desgracia, el mayor capital de los candidatos cuyos partidos manejan porcentajes aceptables de votantes cautivos. Es decir, en el abstencionismo ganará en lo general la supervivencia del corporativismo revolucionario.

Aventurando pronósticos futuros en nuestros terruños sinaloenses podríamos asegurarle que las tendencias partidistas del actual gobierno encabezado por Mario López Valdez no influirán favorablemente en la suerte de quienes se ostentan como herederos de su corriente política, pues ser malovista lo observan los enterados cafetómanos como sinónimo de antiPRi, antiPAN, antiPRD, antiMorena y anti todos los etc´s.

Ahora bien, no porque la política y los partidos se hayan desvirtuado significa que todos los aspirantes sean herederos de esta execrable y ominosa consecuencia. Existe una oleada de gente joven, hombres y mujeres, a quienes hay que reconocerles su vocación de servicio y espíritu de lucha. De ellos depende el rescate de la credibilidad electoral que tanta falta hace, ya que los costos de la democracia con cargo a nuestras contribuciones son groseramente onerosos, y peor aun cuando los “elegidos” resultan tan malos, engañosos y decepcionantes que, además de caros, asesinan arteramente las ganas de que usted y yo participemos a la hora de ir a votar.

En Sinaloa, en general, esté usted de acuerdo conmigo o no, ganará el PRI la gran mayoría de las posiciones, incluyendo la gubernatura con Quirino Ordaz. En Ahome, de las cinco posiciones importantes en disputa, apúntele: dos diputaciones y la presidencia municipal son inamovibles para el tricolor. Dos diputaciones serán para el PAN. En la próxima columna le diré por qué.

 

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