Muy activa y participativa por ambos bandos tuvo la propuesta por legislar el llamado “matrimonio igualitario”. Como es sabido, entre lágrimas, felicitaciones, descontento, pero por ambas partes, sea a favor como en contra, llamaban a ese hecho “un momento histórico”.
Se dice que sólo es retrasar lo inevitable, que se apelará, por otro lado, que seguirán firmes; se busca ante el duelo de una batalla perdida, buscar culpables y en esta búsqueda, señalan la ausencia de algunos diputados, el hecho de otros no hayan seguido la línea partidista que esperaban y la queja de que en un estado laico no se deben de seguir criterios religiosos.
En este punto nos detendremos un poco, estimado lector. ¿Qué son las creencias, sino principios? La conciencia se adecua a lo que se cree y se toma como norma de conducta, sea un código religioso, filosófico o tendencia de estilo de vida y ese conjunto de creencias regirá o inclinará la balanza en decisiones, obras, conductas.
Por eso los principios son llamados así, porque la persona obrará y decidirá conforme a ellos, son la base de sus decisiones. De aquí que viene una incongruencia cuando la persona se conduce de manera distinta a ellos, haciendo notar la diferencia en fallar humanamente a los principios y vivir contrariamente a ellos, ya que somos personas y podemos en ocasiones proceder contrariamente.
Siguiendo lo anterior, si un ciudadano es libre de profesar la religión que desee, ciertamente, cuidando la laicidad, la profesión de su fe será en los espacios de culto destinados para ello; pero su obrar y su criterio de ver las cosas, será donde sea y en su derecho está el opinar de acuerdo a ella.
Por otro lado, aunque hubo participación motivada por principios religiosos, también los hubo por propios criterios fruto de un razonamiento, utilizando una alegoría chusca del eterno debate con los chilangos, diríamos: así como las quesadillas son de queso, el matrimonio es hombre-mujer, de otra forma son tacos, pero no quesadillas. Son normas naturales, principios de biología que generan vida.
Lo anterior no menoscaba la dignidad ni los derechos comunes de todas las personas, ya que principalmente la dignidad viene por el hecho de ser personas y no por las opiniones o preferencias sexuales.
Tienen derechos, los mismos ciertamente, pero por cuestión de preferencias no los ejercen. Buscan poder brindar protección jurídica y asistencia a la persona con la que decidan compartir su vida, ese sí es un derecho y una justicia para quien acompaña de por vida a otra persona… aunque no hayan formado juntos una familia, al menos haber compartido la esperanza de dar un fruto y que éste no haya llegado. Falta aún la esencia para ser matrimonio. Por lo cual, sería un derecho extraordinario y un derecho extraordinario es llamado privilegio.
Javier E. Zepeda Osuna.