Diálogo Deportivo Semanario No. 1674

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Los Criollos de Caguas, representando a Puerto Rico, rompieron el maleficio de 30 años (tres décadas sin ganar un título) y al estilo de Los Cachorros de Chicago derrotaron a las Águilas de Mexicali de México por 1-0 y se coronaron como campeones de la edición 2017 de la Serie del Caribe de Béisbol, celebrada en el mega súper moderno estadio de Los Tomateros de Culiacán.
Una fiesta pelotera empañada por varios factores, internos y externos. Uno fue el asesinato de Abelito N, un joven de 23 años asesinado por un presunto sicario en el exterior del coloso beisbolero.
Y dos el sistema de competencia que permitió que el mejor perdedor llegara a la final y dejara fuera a la sensación del caribe, Cuba, que se despidió de este clásico en forma absurda, con sólo dos derrotas, por tres de Puerto Rico.
Mientras los visitantes de República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela, México y Cuba eran resguardados tanto en el estadio como en sus respectivos hoteles donde se hospedaron, la sede de esta serie del caribe, Culiacán era azotada por funestas balaceras que en tan solo tres días, arrojaron 12 muertos y cinco heridos de gravedad.
En el terreno de juego, todos los equipos mostraron su pasión beisbolera, pero al desear llegar a las semifinales se toparon los organizadores de la Confederación del Caribe de Béisbol con tres equipos con 3-1 en juegos ganados y perdidos y pasaron los mejores en carreras anotadas.
Eso, permitió que Puerto Rico se fuera hasta la luna en semifinales y vencer a México con elevado de sacrificio al prado central de Jonathan Morales que se trajo a la registradora a Yadier Rivera con la carrera de la victoria sobre México cuyos aficionados enmudecieron de sorpresa y negación.
Un subcampeonato digno, pero no suficiente para hacer feliz a los casi 17 mil aficionados presentes en el estadio nación Guinda o Bancomer.
El béisbol tiene muchas jugadas y circunstancias. México dejó de anotar, no hubo batazos oportunos y el pitcheo falló a la hora clave, como el hombre Jake Sánchez que entró por Oliver Pérez que lanzó la novena entrada en forma perfecta y en la décima fue removido por Roberto Vizcarra en forma errónea ya que el culiacanense lanzaba lumbre y por el centro.
Terminó la fiesta caribeña, pero se quedó la pesadilla en Culiacán de la guerra de los carteles de la droga por la hegemonía de la plaza.

SID MONGE Y LA SERIE DEL CARIBE DE 1978.
En la habitación 302 del Hotel de Cima en los primeros minutos del 6 de febrero, el pitchert zurdo estelar de los Tomateros de Culiacán convertido en México, se lamentaba de la mala actuación del equipo guinda y sus refuerzos ya que no ganaron ningún partido en la Serie del Caribe de ese 1978.El clásico en la nueva época había resurgido en 1970.
Presentes en la habitación y activos en el diálogo estaban Francis, guapa esposa del cronista Jesús Ramón Gil llamado El Pollo; el inolvidable reportero gráfico de los mejores del Noroeste de México, Jorge Bojórquez Angulo , Sid Monge y un servidor.
Se habló de todo y al hacerlo sobre el futuro el ligamayorista, Sid Monge tan sencillo como siempre y con una botella de cerveza en su mano izquierda, dijo: en el futuro recorreré Estados Unidos en una casa móvil. Me estacionará en un trailer park y esperaré la muerte.
Nunca se me ha olvidado ese detalle. Muchos años han pasado, la Francis y Jesús Ramón tomaron caminos distintos ; Jorge Bojórquez, falleció sobrio y Monge es feliz con la grandiosa pensión de las Ligas Mayores de Béisbol y a lo mejor lo que dijo fue producto del momento por la borrachera que alargamos hasta las cuatro de la madrugada.
Ese fue un factor adverso de Tomateros de Culiacán, representando a México, salían del estadio y se iban a embriagar.
Aquí sucedió lo mismo con República Dominicana, en el Hotel Executivo. Jugaban al billar, con el consumo de unas 20 cervezas por noche por cada pelotero. Festejaban su campeonato y el viaje; pero la serie no.

JUAN MANUEL LEY YA ESTAEN EL SALÓN DE LA FAMA DE LA SC.
Juan Manuel Ley ya debe estar descansando al ingresar al Salón de la Fama del Béisbol del Caribe, en una ceremonia deslucida con la presencia de 22 personas, casi puros directivos de la Confederación del Caribe.
Ello nos recuerda cuando en 1996, al mando de Francisco Estrada ganaron la Serie del Caribe los Tomateros de Culiacán, lo que había hecho 10 años antes Aguilas de Mexicali y en 1976 los Naranjeros de Hermosillo al mando del “pelón mágico” Benjamín Reyes, que ganó tres títulos para Hermosillo antes de fenecer.
Ley fue uno de los máximos impulsores de la Liga Mexicana del Pacífico, junto a Arcadio Valenzuela, Enrique Mazón, Renato Vega Alvarado, Joaquín Vega Acuña, Horacio López Díaz, entre otros.

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