Los Puntos Sobre las ÍES…

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Equidad, igual o misandria…?

Siempre se repite la misma historia: cada individuo no piensa más que en sí mismo.                         Sófocles.

Vaya “revolución” que armaron algunos grupos de féminas, encabezadas por la dirigente del Instituto Sinaloense de las Mujeres, en protesta por la elección de Juan Pablo Yamuni Robles como presidente de la Comisión de Equidad, Género y Familia de la LXII Legislatura del Congreso local.

Y lograron el objetivo ya que en su sesión de este martes el pleno acordó “catafixiar” las presidencias de Equidad, Género y Familia por la de Honor y Disciplina Parlamentaria que le fue encomendada ahora al legislador mochitense Yamuni Robles. Ambos de la fracción panista.

Una decisión “salomónica” para aplacar los fuegos que encendían las féminas que confunden equidad, igualdad o paridad con misandria.

Si bien es cierto la comisión disputada fue creada a petición de las féminas canalizada al Congreso por la diputada Yudith del Rincón, no lo es que el hecho de que lo hayan promovido las mujeres sea una posición propiedad exclusiva del sector femenino.

Veamos, desde muchos años atrás las mujeres habían venido demandando la paridad de género, paridad que, según Wikipedia, es entendida como la participación equilibrada de mujeres y hombres en las posiciones de poder y de toma de decisiones.

Según los entendidos significa una presencia equilibrada de hombres y mujeres buscando que se refleje mejor la composición de la sociedad, que se garanticen los intereses de las mujeres en la elaboración de las políticas públicas y se contribuya a eliminar la percepción que la política es cosa solo de hombres.

Se demandó la igualdad de género que, otra vez según Wikipedia, también es conocida como igualdad de sexos e implica que los hombres y las mujeres deben recibir los mismos beneficios, recibir las mismas sentencias y ser tratados con el mismo respeto. Este concepto es clave, dice la Wikipedia, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en la que el objetivo final es otorgar a las personas igualdad legal, cultural y social, especialmente en las actividades democráticas y asegurar la igualdad de remuneración por el mismo trabajo.

Finalmente buscaron la equidad de género, principio que dio vida a la disputada Comisión legislativa.

La equidad de género, y nos remitimos nuevamente a la Wikipedia en donde se señala que se entiende por el trato imparcial entre mujeres y hombres, de acuerdo a sus necesidades respectivas, ya sea con un trato equitativo o con uno diferenciado pero que se considera equivalente en lo que se refiere a los derechos, los beneficios, las obligaciones y las posibilidades.

El hecho de que la fracción parlamentaria del PAN propusiera a Juan Pablo Yamuni para presidir esa Comisión despertó reacciones de inconformidad, casi febriles en algunos casos, en diversos organismos de mujeres.

No fue así en el caso de las diputadas que aceptaron la propuesta de la fracción panista.

Las reacciones fuera de la Cámara de Diputados provocaron que los legisladores accedieran a hacer cambios en las presidencias de Comisiones que le correspondieron a Acción Nacional y se movió a Silvia Treviño de Felton a la Comisión en disputa y a Juan Pablo Yamuni lo pasaron a la presidencia sque ella tenía en la Comisión de Honor y Disciplina Parlamentaria. Una simple catafixia, diría “Chabelo”.

Ahora bien, ¿Hasta donde es justa la demanda para remover a Yamuni de la posición que le habían otorgado en votación del pleno?

Acaso, esa comisión, insisto ¿fue creada para ser presidida solamente por mujeres?.

¿Y la paridad, la igualdad y la equidad de género donde quedan?.

Muy claro es el significado de las tres palabras.

Parece surgir con las manifestaciones de las féminas inconformes otra expresión de género: misandria.

La misandria consiste principalmente en el pensamiento de que la mujer no necesita la existencia del género masculino por ser partidario del predominio de la mujer sobre el varón.

Y en el caso de la ya famosa comisión que las damas autoras de esa especie de revuelta reclaman como propiedad exclusiva de ese sector para ser un caso de misandria.

¿Acaso un hombre formado en el seno de una familia de valores firmes no puede, por el simple hecho de pertenecer al género masculino, presidir esa comisión legislativa de equidad, género y familia?.

Donde queda entonces la equidad?

Vemos ahí una actitud que va mas allá del feminismo para aproximarse a la misandria.

Y aclaro: siempre he sido partidario de la equidad de género, de que a la mujer se le permita el acceso a las posiciones políticas y de servicio ya sea público o privado en igualdad de circunstancias que a los hombres.

Y en lo político lo están logrando, al menos el 45% de las diputaciones son mujeres e igual es el procentaje de las presidencias de comisiones legislativas.

En las Alcaldías solo lograron 5 de las 18. Pero avanzaron.

En el sector privado vemos a muchas mujeres en puestos gerenciales y otros niveles directivos. Y siguen ganando posiciones, pero por capacidad y méritos propios, no por concesiones.

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