Los Puntos Sobre Las Íes Semanario No.-1598

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La violencia no es camino…

Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una. Camilo José Cela Desde un principio se advirtió que el proceso electoral en el distrito 02 sería uno de los más difíciles de Sinaloa por lo cerrada de la contienda entre los dos principales candidatos y partidos, situación que da margen al calentamiento de los ánimos. Esto es hoy una realidad. La contienda política se ha sobrecalentado en este distrito y ya surgieron los primeros enfrentamientos que pasaron de lo verbal a las agresiones físicas. Las pasiones partidistas se convierten en fanatismo y de ahí a la violencia solo hay un pequeño salto. Ya lo vivimos en Sinaloa: 1989. Aquella elección se caldeó en Culiacán y Mazatlán, pero fue en la capital del Estado en donde la pasión se transformó en fanatismo llevando a una enardecida turba de panistas a lanzarse sobre el palacio municipal en donde el cabildo erigido en colegio electoral calificaba las elecciones y daba el triunfo al Ing. Lauro Díaz Castro del PRI. Aquel 29 de Noviembre fue un día trágico en Culiacán. La turba azuzada por Rafael Morgan Ríos no se fue a tomar el edificio sino a incendiarlo. Los maderos y banderolas fueron convertidos en teas que se lanzaron al interior de la planta baja del edificio municipal provocando un incendio en el que pereció una persona y hubo varios lesionados y poco más de 100 intoxicados por el humo. En Mazatlán, ese mismo día los grupos antagónicos (PRI y PAN) estuvieron a punto de chocar pero se impuso la cordura y la violencia solo fue verbal. Lo de Culiacán quedó grabado en la historia política de Sinaloa y hoy lo recordamos ante lo que está sucediendo en Los Mochis. La agresión física al candidato Bernardino Antelo y el dirigente municipal del PRI Marco Antonio Osuna que entró a su rescate, la persecución y bloqueo a la unidad del priista por dos camionetas con propaganda del candidato panista son hechos que ponen de manifiesto que los ánimos están desbordados y de la pasión se está pasando al fanatismo. Si bien es cierto que el candidato panista Zenén Xóchihua ha sido objeto de una campaña de desprestigio, creo su autor no es el candidato de enfrente y que hay conductos legales para enfrentarla. Y ya los están siguiendo. Pero los seguidores panistas entre los que al parecer ya se encuentran sujetos venidos de otros lugares, Sonora principalmente, como sucedió en el 2010, se salen del marco legal y recurren a la violencia. Grave, más grave aún porque esto nos advierte lo que puede suceder en día de los comicios. Grupos de choque argumentando cuidar la elección, provocadores listos para actos violentos si hay indicios de derrota. A la incivilidad de quienes empañan el proceso con campañas descalificadoras no debe sumarse la incivilidad de quienes responden con violencia. Insisto: el candidato panista ha sido agraviado y ha venido interponiendo los recursos legales que para el caso existen. Como lo han hecho el candidato y dirigente priista que lejos de recurrir a la violencia para responder acuden a los recursos legales interponiendo querella ante la PGR contra quien o quienes resulten responsables y aportando pruebas concretas. Es el camino, no el otro, el de la violencia que presenta a los violentos como fanáticos. Dirigentes y coordinadores de las campañas políticas deben contener los ánimos de sus afiliados o simpatizantes. Los candidatos también deben hacer llamados a sus simpatizantes para que no respondan a provocaciones cuando las haya y para que no violenten más el proceso. Que el 7 de junio sea una fiesta cívica en donde cada ciudadano que acuda a votar lo haga libremente sin presiones ni hostigamiento. Digamos ¡NO! a la violencia electoral. Al menos a esta si le podemos decir abiertamente. ¡No a la violencia!

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