Los Puntos Sobre las ÍES… Semanario No. 1631

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Los mensajes del Papa

Amar y sufrir es, a la larga, la única forma de vivir con plenitud y dignidad.
Gregorio Marañón
Durante su visita a México el Papa Francisco conoció de cerca la opulencia y la vanidad de políticos y empresarios, a media distancia las penas de los marginados, los explotados y de cerca a niños y adultos víctimas de enfermedades terminales, oró por los desposeídos, por los jóvenes, por las etnias que sufren la marginación, y envió mensajes que quizá muchos no entendieron o se hicieron tontos para dejar pasar las suaves pedradas del Sumo Pontífice.

La visita de Francisco causó alegría en los mas de 80 millones de mexicanos que profesan la fe católica, pero también provocó que surgieran las fobias de los anticlericales que se llamaron “ofendidos” por la presencia del hombre sencillo que hoy lleva a cuestas la cruz del trono de San Pedro. Allá ellos.

El Papa Francisco, un hombre sencillo que lucha por erradicar la soberbia y los lujos de sus representantes en las diócesis y en el mismo Vaticano, pudo observar desde el primer momento de su llegada el boato que caracteriza a nuestros gobernantes y empresarios que gozan y medran de sus favores.

El hangar presidencial semejaba un carnaval VIP, como lo señala un reportaje, con alrededor de cinco mil invitados que representaban al México de los privilegiados mientras que el de segunda estaba en las calles esperando horas y horas y el de tercera muy lejos del Principe de la Iglesia concretándose algunos a escuchar por radio o ver por televisión. Algunos, porque millones ni siquiera a eso tuvieron acceso.
Una alfombra roja esperaba al Papa al pie de la escalerilla por la que descendió del avión, misma que evitó pisar, algo que pocos se dieron cuenta y los jilgueros de las televisoras no mencionaron.

Los mensajes, bueno algunos porque no nos alcanza el espacio para citarlos todos:

A los obispos les puso el dedo en la llaga cuando les pidió no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la sociedad mexicana entera, incluida la iglesia. Les dijo que no tengan miedo a la transparencia porque la iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. “Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa”.

Dibujaba en sus palabras la mundanidad en que viven los obispos y las relaciones que una parte del clero tiene con el narcotráfico de donde reciben importantes “limosnas”.

En Chiapas, ante indígenas que representaban a todas las etnias de México, el Papa llamó a México a hacer un acto de conciencia y aprender a pedir perdón a esos pueblos incomprendidos y excluidos de la sociedad, a los que algunos han considerado inferiores por sus valores, su cultura y sus tradiciones. El perdón que la historia debe a los oprimidos. ¿Lo entenderían los destinatarios?. No!

En Morelia, ante jóvenes de todo el país el Papa dijo que la juventud es la mayor riqueza de México, los llamó a no dejarse tratar como mercancía y les advirtió que es mentira que el narcotráfico sea la única opción de vida que tienen. Los exhortó a evitar las tentaciones del narcotráfico pero también advirtió que la principal amenaza a la esperanza es cuando los jóvenes sienten que no le importan a nadie o que los han dejado de lado.

Por cierto, ahí en Morelia una joven mochitense tuvo la oportunidad de hablar por las mujeres jóvenes de México. Carmen Daniela Román Fonseca, egresada del CETIS 68, le dijo que los jóvenes de México ven en él el rostro de la Esperanza que necesitan y expresó: “Santo Padre hoy México necesita creer, necesitamos confiar, por favor, ¡fortalécenos en nuestra esperanza! ¡Te amamos! ¡No cambies! Eres el reflejo de la Alegría del Evangelio. Gracias por estar aquí”. Sus palabras emocionaron al Papa.

En Ciudad Juárez en el Centro de Readaptación Social (Cereso) número 3 escenografiado, (muy lejos de presentar su verdadero rostro) el Papa Francisco en un mensaje para todos los presidiarios del país, pidió a los internos ayudar a romper el círculo de la violencia y de la cultura de la exclusión y les dijo; “… la reinserción no comienza acá en estas paredes, sino que comienza antes, comienza afuera, en las calles de la ciudad. La reinserción o rehabilitación ‒como le llamen- comienza creando un sistema que podríamos llamarlo de salud social, es decir, una sociedad que busque no enfermar contaminando las relaciones en el barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo el espectro social”.

No dijo mas que la pura verdad. Una verdad que no han querido escuchar autoridades y muchos padres de familia. Se necesita la rehabilitación, no de los que delinquen, sino de la sociedad misma y las autoridades.

El delito. en lugar de castigarlo con represión, hay que prevenirlo de la base misma de la sociedad: la familia.

Mensaje no solo a los dueños de maquiladoras sino para miles de patrones que a lo largo y ancho de México explotan a sus trabajadores con sueldos bajísimos y negación de prestaciones.

Hubo mas mensajes para mas destinatarios, pero nos falta espacio.

La visita del Papa Francisco, aunque algunos no solo no la apreciaron sino hasta la condenaron, si dejó cosas positivas con sus mensajes.

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